El debate sobre el divorcio, pospuesto hasta el Pleno del Congreso del día 17
El debate sobre el proyecto de ley de Divorcio fue pospuesto ayer hasta el Pleno del Congreso de los Diputados que se iniciará el día 17 de marzo, al atender la Junta de Portavoces de la Cámara una propuesta formulada por el representante de Coalición Democrática, Manuel Fraga. El Grupo Centrista estudiará mañana el citado proyecto de ley, que el ministro de Justicia defenderá en su redacción actual frente a la ofensiva desplegada de nuevo por el sector democristiano de UCD. Francisco Fernández Ordóñez ha manifestado que no desea dividir al grupo por el divorcio, ante la existencia de problemas más importantes.En todo caso, Fernández Ordóñez, que mantuvo ayer una conversación con el presidente de la Comisión de Justicia, Oscar Alzaga, considera que, no es coherente la intención de algunos democristianos de modificar el texto aprobado por la citada comisión. Según fuentes socialdemócratas, el ministro de Justicia no desea hacer caballo de batalla de la ley de Divorcio y respetará y defenderá para sus compañeros de grupo la libertad de voto, puesto que se trata de una materia que afecta a la conciencia individual de cada diputado.
El Ministerio de Justicia mantiene, en todo caso, el texto aprobado por la Comisión que, según un portavoz del departamento, «debe ser leído a fondo y podrá comprobarse que nosotros no institucionalizamos el repudio». Sin embargo, a la vista de que el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, se remite a lo que decida el Grupo Centrista, el equipo de Fernández Ordóñez no excluye la posibilidad de que prospere alguna modificación ».Por su parte, el director general de Asuntos Religiosos, Luis Apostua, declaró ayer en Avilés, a donde acudió para saludar al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, Gabino Díaz Merchán: «Quiero señalar con claridad que la diferencia existente entre la ley anterior y la que se está ahora debatiendo es que el primitivo proyecto de ley ponía su acento en que el juez comprobase lo que se llamaba «la quiebra irreversible de la convivencia familiar. En cambio, con este proyecto de ley», añadió, «se pone el acento en que la comprobación de la separación de esos cónyuges se ha producido ya, de forma que no hay que escarbar en la dolorosa intimidad familiar».
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