Alberto Oliart: "Nuestro Ejército tiene que estar imbricado totalmente con la realidad de España"
Pregunta. Como nuevo ministro de Defensa, ¿cuál es su concepto del Ejército?Respuesta. Creo que, en primer lugar, un Ejército debe de adaptarse a la realidad del país, a su realidad económica y a la realidad sociopolítica. Nuestro Ejército tiene que estar imbricado totalmente con la realidad. de España. Por otra parte, si hay una característica común en casi todos los ejércitos del mundo no es otra que la de que un ejército moderno debe de ser y estar altamente tecnificado, con una gran movilidad y con la mayor potencia de fuego posible, siempre salvando, claro está, las diferencias económicas, técnicas y sociopolíticas de cada país.
P. ¿Cree usted que el Ejército español se encuentra en una situación acorde con su concepto y definición que acaba de expresar?
R. Por lo que he podido ver a lo largó del año y medio de presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, creo que a. nivel de unidades operativas, en el Ejército de Tierra y en la Armada está prácticamente conseguido, y en las Fuerzas Aéreas también, pero con un avión básico -el Phantom- que hay que cambiarlo ya por uno más moderno. Sin embargo, quiero matizar que todavía se puede hacer mucho más en todos los sentidos.
P. Una vez publicada en el Boletín Oficial del Estado, con fecha de 10 de julio de 1980, la ley orgánica de la Defensa Nacional y la Organización Militar, queda por desarrollar una serie de leyes que inicialmente estaban incluidas en un calendario legislativo muy inmediato. En 1981 se deben presentar al Congreso la ley de organización de la Defensa Nacional, la reforma de la ley de Movilización Nacional, la reforma de la ley del Servicio Militar y la ley de Organización Militar. ¿Tiene previsto el Gobierno modificar el calendario legislativo?
R. Se va a cumplir estrictamente el calendario, y pienso que significa un paso muy importante en la organización militar y en la agilización de escalas. Todo ello supone, en definitiva, adecuar la legislación militar a la Constitución.
P. Usted forma parte de un Gobierno cuyo presidente, en la exposición programática que realizó ante el Congreso de los Diputados, se manifestó decidido partidario del ingreso de España en la OTAN. ¿Podría explicar más ampliamente, desde el importante cargo que desempeña, las ventajas que dicho ingreso comporta para nuestro país?.
R. Bien; si se cumplen ciertos requisitos previos, entre otros, el de la cuestión de Gibraltar, creo que estar en la OTAN es mejor que un acuerdo bilateral como el que tenemos en la actualidad con Estados Unidos de América. No hay que olvidar que la OTAN tiene dos sentidos: en primer lugar, salvaguardar las democracias occidentales, una forma y un concepto de vida muy claro y preciso. Recordemos que dicha organización multilateral se crea en 1947, después de producirse el golpe de mano en Checoslovaquia, y pienso que este sentido es el primordial.
El segundo de ellos es que es una alianza militar sumamente flexible, es decir, que cada país debe de ser ayudado por los otros miembros en caso de que sea atacado, aunque no se explicita que las ayudas sean de índole militar.
"España tiene el derecho de no aceptar misiles nucleares"
P. El presidente Calvo Sotelo explicó en su intervención que el ingreso de España en la Alianza Atlántica no conllevaría el riesgo de la nuclearización militar. ¿Puede añadir algo a esta explicación?R. Es evidente que España tiene el derecho de no aceptar las bases militares en las que se prevea la instalación de misiles nucleares.
P. Usted señalaba una opción entre un acuerdo bilateral u otro multilateral. ¿Quiere ello decir que se descarta la posibilidad de que España no se integre en ninguna de las dos fórmulas, es decir, que permanezca absolutamente neutral?
R. Creo que eso desde el punto de vista de técnica militar no es realista. En caso de una guerra en Europa, España no se libraría de entrar en ella. Además, la defensa del tipo de vida y de sistema político -la democracia- está expresamente manifestada en la creación de la OTAN.
P. Salvo en el caso de Turquía...
R. Sí, ciertamente, pero creo que Turquía es un caso muy peculiar dentro del área de la OTAN, es casi un país de medio-oriente, y estamos hablando de Europa occidental.
P. ¿No considera excesivamente arriesgado el que exista una base militar conjunta híspano-norteamericana a dieciocho kilómetros de Madrid, como es el caso de la de Torrejón de Ardoz, cuando en Estados Unidos los centros militares de importancia se sitúan en áreas geográficas distantes de las poblaciones importantes?.
R. Bueno, sospecho que las nuevas y sofisticadas armas nucleares han modificado sustancialmente el valor estratégico de dicha base. Por otra parte, creo que el tema de Torrejón puede ser estudiado con tranquilidad, pero no creo que esa base sea un objetivo importante en caso de un conflicto nuclear. Además, hay que pensar que la existencia de la mencionada base de Torrejón de Ardoz se debe al tratado bilateral firmado con Estados Unidos en 1953 y no por la OTAN.
Pienso que el mundo moderno tiene que aceptarse sin miedos. Hay que calcular los riesgos, aceptarlos y actuar con unos objetivos claros. Yo no defiendo la entrada de España en la OTAN para atacar a la Unión Soviética, sino para defender una forma de vida política, humana y social muy concreta, sin menosprecio de las otras.
P. Aunque esta pregunta no está relacionada directamente con su departamento, ¿qué opina del anuncio hecho ayer por la organización terrorista ETA Político-militar de abandonar la lucha armada?
R. Creo que por fin se han dado cuenta de que las posibilidades que brinda una democracia auténtica como la que tenemos son infinitamente superiores a las que brinda la lucha armada que ya no se sabe a qué intereses sirve, aunque desde luego, desde mi punto de vista, no a los intereses del pueblo vasco. El terrorismo o es una forma oligofrénica de analizar una situación y enfrentarse a un problema político y social o está al servicio de intereses inconfesados. Hay que aceptar también la posibilidad de que sea las dos cosas al mismo tiempo.
P. Y ya, por último, ¿qué opina de los sucesos de estos últimos días, y más concretamente, del intento de golpe de Estado del pasado 23 de febrero?
R. Bueno, en primer lugar, hay que acotar el tema: hay que juzgar, de acuerdo con la ley, las actuaciones de estos días, pero esto no puede ser un proceso de intenciones, es decir, lo que se entiende por una «caza de brujas». Ha habido unos sucesos graves que están siendo objeto de un proceso judicial, pero soy partidario de acotar el tema. Castigar a los que sean culpables y no dudar en ningún momento de la lealtad de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas de Orden Público a la legalidad establecida.
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