Vivir con honor
El trágico desenlace, muerte al parecer natural, de un miembro de la más sanguinaria, cruel y violenta organización terrorista que jamás haya padecido España, ha servido para humillar, calumniar e injuriar públicamente y con desmesurada publicidad a toda una corporación que lucha denodadamente por y para el ciudadano y, por tanto, por y para la democracia. Los conceptos vertidos por algunas personas que gozan de inmunidad y, lo que es más grave, por otras que no disfrutan de este privilegio, han sido tan duros y tajantes que han impedido el beneficio de la duda.Los artículos ¿redactados? por dos personas coincidentes en la misma corporación en la que estoy escalafonado han aumentado, aunque parezca increíble, el volumen de inmundicia que desde hace días se viene vertiendo sobre una institución que, en unión de los otros dos cuerpos hermanos, lucha minuto a minuto por y para conservar el sistema democrático, a expensas de que sus integrantes se dejen jirones de piel en cada envite con el delincuente común o con el terrorista.
En un Estado de derecho es admisíble que en el momento de la detención se puedan propinar golpes a una persona que, liberado ilegal de ETA Militar, autor de cinco asesinatos, esgrime una pistola de catorce cartuchos y se cansa de disparar. ¿De qué otra manera se le puede reducir, aparte de matándole en legitima defensa? También es admisible que se utilice la fuerza para reducirle cuando en las dependencias ataca con la cabeza, los pies y los puños a todo el que intenta acercársele. Los que combatimos el terrorismo hemos sufrido esta reacción en incontables ocasiones.
Sin embargo, resulta inadmisible que un inspector de policía escriba que en este caso concreto se le hayan propinado golpes al detenido hasta causarle la muerte, máxime cuando la autoridad judicial ha manifestado que, en principio, las causas de la muerte son independientes de los golpes recibidos. Su amigo, compañero y profesor Merino le puede explicar y calificar esta figura delictiva en la que se halla presuntamente incurso.
Fui cesado como jefe provincial de Policía de Alava debido a razones que no vienen al caso, por el señor Ballesteros cuando era jefe superior de Bilbao. Seis meses más tarde me admitió en la Brigada Central de Información, donde he permanecido durante casi dos años; por tanto, creo poseer datos para afirmar que no ha promocionado, ni con el consentimiento ni a espaldas de nadie, a ningún gangster para que asesine en Francia. La huida de unos informadores, coincidente con la salvajada de Hendaya, podría ser explicada perfectamente si el espacio de que dispongo fuese más amplio.
Es increíble que a un profesional de la policía le parezca vergonzoso que un comando de ETA tenga infraestructura en Madrid y no lo haya detectado Ballesteros. ¿Cuántos terroristas actúan apoyados en su infraestructura en Roma, Berlín, Londres, Belfast, París y un largo etcétera de ciudades, sin que los responsables de los servicios informativos los detecten? Si los ministros del Interior fuesen medianamente inteligentes, se lo achacarían al Ballesteros de turno que no los detecta.
Tras hablar de «barras» y «electrodos», que sólo existen en la calenturienta mente del señor Ledesma, demuestra las barbaridades que es capaz de cometer el ser humano cuando le ciega el odio, ya que añade: «En el Cuerpo Superior de Policía existen suficientes hombres de talante democrático para combatir el terrorismo, y reciente está el caso de Valladolid». Efectivamente, pero resuelto por Ballesteros de principio a fin: las bombas en las sedes del PSOE y CNT, Ayuntamiento y cine Cervantes, con la detención de los presuntos, autores. Y ya que nos referimos al terrorismo de extrema derecha, también descubrió la fábrica de armas de fuego, bolígrafos-pistolal, con miles de ellos intervenidos, así como la detención de un grupo de ex militantes de Falange, expulsados de dicho partido, en Colmenar, con dieciocho kilos de explosivos, quince armas cortas y de guerra e innumerable munición, y el más reciente: la detención de quince militantes del Frente de la Juventud, con todos sus cargos directivos, que permanecen en prisión, presuntos autores de diecinueve atracos, con veinte pistolas intervenidas entre otros efectos: ¿hay algún profesional que haya demostrado ser más demócrata que este señor, con arreglo al planteamiento que hace de la democracia el articulista Ledesma de la Cruz?
Si el Parlamento designase una comisión que investigue las actividades profesionales del señor Ballesteros, se encontraría con la sorpresa de que, tras su paso por San Sebastián, Bilbio y Madrid, en plena democracia, es el hombre que más,terroristas de GRAPO y ETA ha detenido, con el bagaje de multitud de asesinatos esclarecidos, cientos de armas intervenidas y miles de, kilos de Goma 2, amén de granadas de mano y, dinero recuperado de atracos «políticos», lo que obligaría a esta comisión, en un examen comparativo, a reconocer que es el número uno en cuanto a efectividad, profesionalidad y horas de trabajo que consume cada día,
Unidad de legionarios
Si no ha permitido la entrada en la Brigada Central a los hombres de la USP, supongo que es. porque esta unidad policial está compuesta por legionarios, si se me permite el simil, con exceso de testiculina, la mayoría de los cuales llevan desde las vacaciones de, verano sin disfrutar de un solo día de descanso, incluidas las fechas navideñas, y que, cuando aún no han terminado de instruir las diligencias sobre la detención de un comando, ya están viajando de nuevo al País Vasco para arrestar a otro grupo terrorista. Los hombres de la USP hasta ahora no han demostrado estar dotados de ese espíritu de entrega, sacrificio y, ¿por qué no decirlo?, de valor para estas empresas.
Ciertos hombres de Ballesteros, conmigo en calidad de supervisor y coordinador, participaron en el interrogatorio del asesino José Ignacio Arregui. Ni estos hombres ni ningún otro hicieron objeto de malos tratos al detenido, salvo que la autoridad judicial se pronuncie en contrario. Se incorporaron a los interrogatorios, horas después de haber sido detenido, cumpliendo órdenes superiores, y no precisamente de Ballesteros, sino de autoridad con, más rango, ya que el comisario general de Información estuvo durante todos esos días en el País Vasco y no participó en este servicio, entre otras cosas, porque lo realizó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, que es a la que se le debe atribuir el éxito de las detenciones.
Agradezco la gentileza del director de EL PAIS al brindarme esta tribuna; no me resta espacio para contestar a mi colega de promoción de ingreso y de oposición al comisariado, Merino de la Hoz, lo cual agradezco en parte, porque lo que le tengo que rebatir es impublicable, por lo que prefiero hacérselo saber porsonalmente.
Coincido con D'Annunzio en que «un bello morir honra toda una vida», sobre todo si es al servicio de la sociedad y la democracia.
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