Puerto Fraga

Esa gran derecha, esa mayoría natural que se ha sacado Fraga para flipar a los fraguistas por correspondencia, y de paso comerle el coco a Calvo Sotelo para que le dé una cartera (Interior, a ser posible, que el interior es suyo), esa Atlántida reaccionaria que ya previera y cantara Platón, ¿adónde rayos está?No en España, ciertamente, no en la España de votación inmediata izquierdista (según reconoce el propio secretario de Fraga), sino ahí en seguida, en Puerto Rico, USA, que yo, a efectos patrióticos, llamaría Puerto Fraga, y que ofrece nuevos niveles de beneficio para el capital español. El señor Quirós Guardiola está llevando con gran eficiencia el fomento industrial de Puerto Rico, y no sólo porque lo digan los anuncios. En Puerto Rico, los empresarios españoles están sacando buenos beneficios, y seguros. Confeccionadores, cosméticos, almacenistas, fabricantes, jugueteros, zapateros y así están lucrando los dones de crear en Puerto Rico, que es un paraíso fiscal sin Milton acusica, con personal currante a tope, créditos o bodas bancarias del dinero con el dinero y estabilidad/Reagan. Más los doscientos millones de yanquis que luego le compran a uno la camisa sin arancel, el dentífrico sin arancel, los garbanzos sin arancel, los juguetes sin arancel y los zapatos sin arancel y sin cordones, que ya no se llevan. Es el camino más corto hacia el mercado más largo, y a esos empresarios, industriales, confeccionadores, almacenístas, fabricantes, jugueteros y zapateros españoles en éxodo económico, es a quienes tiene que dirigirse Fraga en sus enrolles, o sea unas bases doradas.

Son los que han cerrado fábricas, quebrado empresas, suspendido pagos, porque la democracia asesina y el rejón fiscal de Paco Ordóñez les había dejado sin un duro. Pero los duros los tenían -los tienen- todos en América, Norte y Sur, ístmo y barras y estrellas y cosas, porque lo de Suiza empieza a estar controlado y lo de la frontera con Europa es un trapicheo, que sacas pesetas y te devuelven relojes con las medallas del abuelo, cosa, que no conduce a nada. Crucé las Atlántidas sólo por ver con mis ojos la verdad de esos bancos e industrias de machihembrado híspanoamericano, y supe dónde está la pasta que le falta a la España industrial: no, desde luego, en el bolsillo roto de Marcelino Camacho ni en la cazadora de cuero de Nicolás Redondo, aunque los «sindicatos salvajes» hayan hundido la economía francofranquista. Don Raúl A. Quirós Guardiola hace muy bien, insisto, en canalizar hacia su Estado un dinero migratorio y egoísta, pero por eso mismo Puerto Rico o Puerto Príncipe, o cualquier otro puerto con más gaviotas que inspectores del timbre, debiera ser, ya Puerto Fraga, y allí es donde Fraga Iribarne tiene que ir a hablar, por ver si convence a nuestros riquísimos de que se traigan otra vez la pela larga, que Espafia, con un poco de suerte, cómo lo ves, puede ser Puerto Fraga, un día, y no tendrán necesidad, nuestros yates/naos, de arribar a otros puertos al atardecer, cuando el blanco faro sobre los luceros su beso de plata les deje caer. Fraga no es hermoso y rubio como la cerveza, pero tiene el pecho tatuado por doña Concha Piquer con un cisne del SEU. Su gran derecha, su mayoría natural es verdad, sólo que se ha ido de vacaciones pagadas (pagadas por España) a la orilla rubia de los marel verde/dólar, y quizá no vuelvan de Puerto Rico hasta que esto sea Puerto Fraga.

Los Beatles vuelven a cruzar Madrid en el submarino vacío de la nostalgia generacional. Clavé, quizá nuestro abstracto más grande en el mundo, expone en Bellas Artes sin público. ¿Dónde está el público, señor párroco de Larra, a qué hora está un español y dónde se encuentra? En Puerto Rico si tiene pela. En la huelga si no tiene pela. ¿Y la mayoría natural que no va a ver a los Beatles, ni a Clavé, ni a Creeft, ni a Martín Recuerda? En Puerto Fraga, yes.