El Gobierno griego lamenta la "frivolidad" de los monárquicos
«Nuestro régimen democrático es muy fuerte y no puede ser amenazado por la presencia de personas vivas o muertas, sino por los deliberados intentos de despertar pasiones de un pasado». En estos términos se expresó, en la noche del pasado jueves, un comunicado del primer ministro griego, Georgios Rallis, tras el funeral de la reina Federica, celebrado en Tatoi. El Gobierno denunció la «frivolidad» de los monárquicos en el acto.Los periódicos de ayer recogen ampliamente tanto el comunicado del primer ministro como los dados a conocer por la oposición.
«Desde el momento en que Constantino de Grecia expresó el deseo de que su madre fuera enterrada en el panteón de la familia en Tatoi, el Gobierno expresó claramente que el tema se mantendría exclusivamente dentro de unos límites humanitarios y alejado de cualquier oportunismo político», comienza diciendo Rallis.
Agregó que se tomaron las medidas de seguridad necesarias para evitar cualquier posible incidente y mantener la tranquilidad del pueblo, recalcando que los objetivos fueron alcanzados como resultado también de «la madurez democrática demostrada por nuestro pueblo».
Rallis puntualizó que, pese a que tras los siete años de dictadura, el pueblo eligió en un referéndum libre e irrevocable la república como forma de gobierno permanente, la familia real griega no fue privada de su nacionalidad.
«Espero que la conducta seguida por el Gobierno en este tema, especialmente delicado y claramente humanitario, sea apreciada por todo el pueblo griego», dijo.
Rallis agregó que es de lamentar la «inaceptable frivolidad» de aquellos que intentaron politizar una muerte que no debía haber sobrepasado sus dimensiones humanas y familiares.
Tras el comunicado de Rallis, el principal líder de la oposición, Andreas Papandreu, presidente del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), pidió la inmediata disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones.
Papandreu estimó, en un comunicado divulgado el jueves, que esto constituye una «necesidad nacional», ya que el partido en el poder no sólo ha violado la Constitución, sino que ha demostrado en más de una ocasión que ha dejado de representarar al país.
