Las elecciones parciales en Vizcaya pueden clarificar la relación de fuerzas tras los últimos acontecimientos

La celebración de unas elecciones parciales en Vizcaya, para cubrir el escaño que ha dejado vacante en el Senado con su muerte el peneuvista Julio Jáuregui, caso de realizarse a corto plazo podrían porporcionar la oportunidad de conocer el efecto que en el electorado hayan podido producir importantes y recientes acontecimientos, como las últimas conquistas autonómicas, la crisis del Gobierno Suárez, la visita de los Reyes a Euskadi, el asesinato de Ryan y la masiva respuesta del pueblo vasco en protesta por el mismo. El plazo legal para la celebración de elecciones parciales es de seis meses.La última consulta electoral habida en Euskadi, para cubrir los sesenta escaños del Parlamento vasco, se produjo el 9 de marzo de 1980. El Partido Nacionalista Vasco obtuvo veinticinco de ellos, doblando a Herri Batasuna (once), que aprovechó el retroceso del PSOE (nueve) para consolidarse como la segunda fuerza política del País Vasco. En Vizcaya, donde el PNV (con más de 200.000 Votos) -logró nueve parlamentarios, la coalición Herri Batasuna (85.000 votos y cuatro parlamentarios) aventajó al PSOE (tres parlamentarios) en más de 10.000 sufragios.

Estas cifras resultan tanto más expresivas si se contrastan con los resultados de las últimas elecciones legislativas, celebradas el 1 de marzo de 1979, en las que, en lo que se refiere a Vizcaya, el PNV superaba en 50.000 votos al PSOE (105.000 sufragios), que ocupaba la segunda plaza. UCD obtuvo algo más de 88.000 votos, en tanto que Herri Batasuna, que era cuarta, superaba justamente los 80.000.

En el corto plazo de un año, y aun valorando como elemento corrector el carácter restringido a tres provincias vascas y el objetivo de la consulta, el PNV avanzó un 28,4%, y HB, que se convirtió en la segunda fuerza electoral, lo hizo en un 6,02%, el PSOE retrocedió un 29%, y UCD, en un 60%.

Posible variación

Casi un año después de la última consulta, la correlación de fuerzas podría haber variado en Vizcaya, a la vista de los acontecimientos habidos en Euskadi en los últimos tres meses. En este sentido, las recientes conquistas autonómicas (conciertos económicos, policía autónoma) podrían beneficiar casi en exclusiva al PNV, protagonista único de la negociación desde el Gobierno vasco. Sería interesante comprobar si estos avances restan o no votos a Herri Batasuna, que mantiene ante su electorado la ineficacia de la autonomía para solucionar los problemas de Euskadi.

Si las elecciones parciales se celebraran a corto Plazo, podrían influir también en el voto los diferentes comportamientos mostrados en el reciente viaje de los Reyes a Euskadi por fuerzas políticas vascas, como PNV, HB o PSOE.

Pero lo que sí parece podría afectar directamente en la intención de voto del electorado vizcaíno, el más numeroso y representativo del País Vasco, sería el conjunto de acontecimientos producidos en Euskadi a partir del asesinato de José María Ryan. Mientras el PNV condenaba severamente el hecho, criticaba con dureza a ETAm y apoyaba decididamente las movilizaciones de protesta contra la violencia, Herri Batasuna mantenía la postura contraria. Euskadiko Ezkerra se sumaba también a la protesta contra el asesinato y descalificaba a ETAm, pero aclaraba que mantenía su rechazo a la central nuclear de Lemóniz y la exigencia de celebración de un referéndum sobre la puesta en marcha o no de la misma.

Estos comportamientos pueden provocar variaciones en el apoyo del electorado hacia una u otra opción o confirmar que las preferencias electorales estaban ya claras y decididas, aun antes del asesinato de Ryan. Esa es la gran incógnita.