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El Papa recuerda a los obispos holandeses los compromisos del sínodo nacional

Juan Arias

Juan Pablo II hizo pública en el día de ayer una carta personal que ha enviado a todos los obispos holandeses. Les dice que al año exacto de la conclusión en Roma del sínodo particular, que había concluido con un documento aprobado por unanimidad, las cosas en la Iglesia holandesa siguen igual.En aquel sínodo celebrado en Roma, muy criticado por el ala progresista católica, se habían tocado tres puntos fundamentales que preocupaban a Roma: la unidad interna de un episcopado abiertamente dividido en dos grupos, uno progresista y otro conservador; la distinción entre el sacerdocio ministerial o sacramental y el común de todos los bautizados y la cuestión de la vuelta a los seminarios tradicionales que en Holanda han sido cerrados después del concilio.

Ahora el Papa les hace constar que existen «graves dificultades de orden psicológico y estructural, que se oponen a una coherente actuación de las conclusiones del sínodo». Y les recuerda que es necesario «trabajar con perseverancia en la coherente actuación de las conclusiones del sínodo».

El hecho que el Papa vuelva a tocar los tres temas demuestra, según han indicado a EL PAIS algunos observadores holandeses presentes en Roma, que llevaban razón quienes habían afirmado el año pasado que a pesar del sínodo «todo seguiría igual». Pero queda también claro en la carta a los obispos holandeses que el Papa no está dispuesto a que las cosas sigan este cauce. Y les dice con cierta solemnidad: «Las conclusiones del sínodo particular nos empeñan a todos en conciencia ante Dios y ante la Iglesia: a vosotros que las habéis firmado, como pastores de vuestras iglesias locales; a mí que las he aprobado, como primer responsable de la unidad de la Iglesia católica».

Y el Papa no se para ante las dificultades de orden «psicológico y estructural» de las que hablan los obispos: «Las duras dificultades, algunas de las cuales ciertamente muy graves», afirma Juan Pablo II, «no deben atemorizarnos. Ante ellas no podemos volvemos atrás». El hecho que el Papa haya querido dar publicidad a esta carta personal a los obispos holandeses demuestra que ha querido darle todo el peso de su autoridad ante la comunidad católica de aquel país.

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