Peligro en las aulas
Los profesores y alumnos de la facultad de Químicas de la Universidad Complutense tenemos sobrados motivos para sentirnos en grave peligro. Resulta obvio que este centro no reúne las mínimas normas de seguridad, que corresponderían a las actividades que se desarrollan en sus laboratorios (falta de escaleras de incendios, laboratorios situados en lugares de una sola salida, por ejemplo, en sótanos y pasillos cerrados, etcétera), pero no es ese el tema que con esta carta queremos poner de manifiesto. El tema es aún más grave. Desde el mes de septiembre de 1980, los extintores de incendios han desaparecido casi en su totalidad. Actualmente se podrían contar con los dedos de una mano los disponibles.En dicho mes se retiraron los extintores para comprobar su estado, y el hecho es que, por razones no del todo claras (parece ser que no se ha llegado a un acuerdo económico con la empresa encargada del mantenimiento), los laboratorios de la facultad siguen sin extintores. Esto sería grave en cualquier centro, pero resulta gravísimo en uno como el de químicas, en el que se manejan de forma habitual compuestos de alta peligrosidad, estando acumulado un auténtico «polvorín» en materiales altamente inflamables y explosivos. Puede suceder que alguno de los pequeños accidentes que a diario ocurren en esta facultad experimental se convierta en una tragedia de dimensiones insospechadas debido a la falta de medios para dominarla.
Se han hecho gestiones para resolver el problema, pero su resultado ha sido negativo. Como en tantos otros temas de la universidad, resulta difícil encontrar a la persona que quiera responsabilizarse de esta situación. El hecho, sin más, es que nos estamos jugando la vida todos los días porque quizá haya en cualquier mesa de algún despacho cierto papel al que nadie hace caso. /
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