Industrial vizcaíno secuestrado durante dos horas

El empresario Javier Egaña, propietario de la empresa Egaña, SA, fue interrogado ayer por espacio de dos horas por jóvenes que dijeron pertenecer a ETA y que le advirtieron que los empresarios de Zaldívar deben respetar los acuerdos del convenio provincial del metal.Tras el interrogatorio, Egaña fue puesto en libertad en la cuesta de Areitio, entre las localidades vizcaínas de Ermua y Zaldívar, sin que sufriera ningún daño. Los secuestradores le dijeron que no avisase a la policía antes de las diez de la noche.

Hasta ayer, Javier Egaña no había recibido ninguna amenaza, según señaló Efe, ni tampoco había tenido problemas laborales.

El secuestro se produjo a las siete de la tarde, cuando Egaña se encontraba en el despacho de su empresa, Egaña, SA, en la localidad vizcaína de Bérriz, a unos cuarenta kilómetros de Bilbao.

«Creo que entraron», dijo a Efe, «tres o cuatro individuos encapuchados y, tras intimidar a los empleados, fueron directamente a la oficina donde me encontraba. Inmediatamente me pusieron una capucha y me dijeron que les acompañase».

Los secuestradores y Egaña montaron en un coche hasta un lugar desconocido, que pudo ser un caserío o una cuadra.

«En todo momento estuve tapado con una capucha», añadió a Efe, «y me interrogaron por espacio de dos horas. En síntesis, puedo decir que se refirieron a temas laborales en su interrogatorio. Por ejemplo, me dijeron que advirtiese a los empresarios de Zaldívar que respetemos los acuerdos del convenio del metal de Vizcaya y que no tengamos en cuenta para nada el Estatuto de los Trabajadores ».

Después del interrogatorio, Egaña fue llevado hasta la cuesta de Areitio, entre las localidades de Ermua y Zaldívar.

Los secuestradores le advirtieron que caminase tranquilamente por la carretera y que no hiciese auto-stop.

Javier Egaña llegó a su domicilio a las diez de la noche, cuando sus familiares habían recibido, momentos antes, una llamada telefónica en la que se decía que Egaña estaba secuestrado por ETA, ya que los empleados de la fábrica habían dado ya parte a la policía del secuestro de Egaña.