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II Congreso de Unión de Centro Democrático

Nerviosismo, desconcierto y desorganización en la víspera

Palma de Mallorca

Nerviosismo y desconcierto han sido las notas más destacadas de la víspera del II Congreso de Unión de Centro Democrático (UCD) que se inicia hoy en la capital mallorquina, y que tuvo ayer, como preámbulo, una auténtica demostración de desorganización de la convocatoria. El reparto de acreditaciones, la instalación en hoteles de cerca de 2.500 personas y la falta de medios de trabajo y de transmisión para más de cuatrocientos periodistas, marcaron el ambiente de esta jornada previa que, en su plano político, estuvo dedicada a las concertaciones y negociaciones de las distintas tendencias y sectores del partido centrista hasta las primeras horas de la madrugada de hoy.Un total de diecisiete vuelos (trece charter y cuatro regulares) y tres barcos fletados desde Alicante, Barcelona y Valencia, han transportado a la capital balear a cerca de 1800 compromisarios, cuatrocientos periodistas y unos trescientos invitados y amigos y familiares de los dirigentes de UCD, que no han querido perderse el espectáculo de este congreso, que se anuncia conflictivo. Desde las primeras horas de la madrugada ayer, comenzaron a llegar vuelos charter a la isla, y a imperar la confusión. Las reservas de hoteles no coincidían en muchos casos y no eran pocos los delegados (como la diputada Carmela García Moreno) que se quejaban de su instalación en dormitorios de dos, tres y cuatro personas. Luego estaba la caza y captura de las credenciales y, por último, la sorpresa que UCD reservaba a los periodistas: la sala de Prensa es un pasillo angosto con doce teléfonos, doce máquinas de escribir y ocho télex (tres de ellos reservados para las agencias), lo que, de no remediarse a última hora, provocará todo un revuelo en los cerca de medio millar de informadores llegados a la isla desde todas las provincias españolas y de algunas capitales europeas.

Los dos hoteles de cinco estrellas de Palma de Mallorca han acogido, por separado, al Gobierno y al llamado sector crítico del Congreso, que aglutina a liberales y democristianos que, al igual que hicieron en Madrid, han abierto en el lugar de su residencia su propio gabinete de Prensa. Por cierto, la totalidad de los líderes críticos, los diputados Herrero de Miñón, Alzaga, Alvarez de Miranda, Fontán y Camuñas, llegaron a Palma en un vuelo regular que salió de Madrid a las 11.30 y en el que también viajaban Aurelio Delgado, el secretario de Suárez, y los hombres del gabinete de Leopoldo Calvo Sotelo -los nuevos fontaneros, como ya se les llama a los probables inquilinos de la Moncloa o de leopolville.

En el vuelo y en tierra, bromas de todo tipo: «Si nos dan el golpe durante el congreso, nos dejan aislados», decía un fontanero futurible. Este congreso acabará con el canto del Cara al Sol, afirmaba el diputado Díaz Piniés, enmendante a la totalidad de la ley del Divorcio, quien añadía: le he redactado el documento al nuncio Innocenti, mientras Oscar Alzaga se negaba a fotografiarse en compañía de la plana mayor de los críticos.

A todo ello, hay que añadir un amplio despliegue de policías y reforzadas medidas de seguridad en hoteles y, sobre todo, en el Palacio de Congresos.

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