Gesto positivo
(...) Digamos también que el último gesto del presidente, el de su propia dimisión, es positivo. Lo es en la medida que obliga a poner en juego los mecanismos de las insti tuciones democráticas. En la me dida que puede demos irar que ni la gobernabilidad del país ni siquiera la dirección de un partido político deben depender de un solo hombre. Y aunque el juego democrático no descarta la posibilidad de la reelección y de que un presidente de Gobierno pueda sucederse a sí mismo -abundan los ejemplos en la mayoría de Estados democráticos-, la dimisión de Suárez debe poder demostrar que existen otras alternativas.( ... )
, 30 de enero
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