"El Gobierno brasileño confunde el hambre con el comunismo"
Luis Ignacio Silva, Lula, es el más importante dirigente de masas de Brasil y uno de los de mayor influencia en toda América Latina. Nacido en Pernambuco hace 35 años, hijo de un campesino pobre y tornero de profesión, encabezó los principales movimientos huelguísticos producidos en las áreas industriales de Sao Paulo durante los pasados meses de abril y mayo, por lo cual tendrá que comparecer a juicio el 16 de febrero. El fiscal de la justicia militar de Sao Paulo pidió ayer la condena de Lula, «por incitación a la desobediencia colectiva a las leyes y por propaganda subversiva» durante las huelgas del cinturón industrial de Sao Paulo en 1979. Lula, que realiza una gira por Europa y acaba de visitar España invitado por UGT, puede ir a la cárcel por doce años. Recientemente visitó Roma, donde se entrevistó con Juan Pablo II y con Lech Walessa.
Pregunta. ¿Cuál es hoy la situación real de los trabajadores brasileños?Respuesta. La política económica del Gobierno no ha dado resultados. La inflación en Brasil es de un 120%. Ello hace que la estabilidad en el empleo no exista y la pérdida de puestos de trabajo sea continua. En el plano social, los trabajadores afrontan serios problemas de salud, educación y vivienda. En cuanto a la situación política, queda todavía mucho para conquistar la libertad de participación política, que se ha convertido en una reivindicación muy ansiada por todos los trabajadores.
P. ¿A qué se debe el auge de las luchas sociales de masas en Brasil durante esta etapa?
R. La causa principal de este auge ha sido el crecimiento de la organización de los movimientos populares, que se ha producido por el descrédito sufrido por el Gobierno ante la gran mayoría de los trabajadores brasileños. Durante dieciséis años de régimen militar autoritario, los Gobiernos de Brasil realizaron muchas promesas al pueblo trabajador, que no se han cumplido. A partir de eso, los trabajadores empezaron a extender sus luchas para encontrar soluciones a sus graves problemas y han llegado a la conclusión de que estas soluciones jamás vendrían dadas por un régimen que no tomaba compromisos con el pueblo.
P. ¿Cree usted que Brasil ha dejado de ser una dictadura militar?
R. Es prácticamente imposible poder asegurar que en Brasil terminó el régimen militar, porque son los militares los que siguen imponiendo las reglas del juego en el campo político y, además, porque el esquema de apoyo que permitió a los militares dar el golpe en 1964 continúa en plena vigencia.
P. ¿A qué causas se debieron los cambios operados en Brasil durante la última etapa?
R. Los cambios registrados se han debido más al descontento popular y a la acción de los movimientos populares que a las propuestas del Gobierno. Creo que las huelgas fueron un factor determinante para que se llegaran a dar las pequeñas modificaciones producidas en Brasil. El régimen brasileño está dando los anillos para no perder los dedos.
P. A lo largo del despliegue de las luchas de masas en Brasil, ¿qué papel ha jugado la Iglesia brasileña?.
R. La Iglesia brasileña tiene dos sectores, uno conservador y otro progresista. El papel de la Iglesia progresista ha sido de gran importancia, tras los documentos de Medellín y de Puebla. Su papel consistió en defender a los oprimidos y organizarlos a través de un verdadero movimiento de resistencia contra las injusticias realizadas en contra del pueblo pobre. Hoy existen cerca de 80.000 comunidades cristianas de base.
P. ¿Qué resultados dio al movimiento de masas brasileño la visita del Papa? Las relaciones entre la iglesia progresista de su país con el Vaticano. ¿han mejorado?
R. La visita del Papa fue de importancia fundamental para los trabajadores brasileños. No por lo que dijo, sino por lo que hizo. El pueblo se lanzó a las calles. Hubo concentraciones de más de un millón de personas para verle, lo cual prueba que cuando el pueblo cree en algo lo manifiesta. Lo más importante de todo fue que la Iglesia progresista brasileña salió fortalecida con la visita del Papa, cuando la derecha imaginaba que aquélla iba a resultar debilitada. El Papa avanzó también. El Gobierno de Brasil intentó crear una división entre la Iglesia de mi país, diciendo que las comunidades de base son colectivos comunistas. Nosotros podemos dar fe de que el Gobierno brasileño confunde hambre con comunismo.
P. ¿Qué influencia puede tener el mandato presidencial norteamericano de Ronald Reagan para la evolución política de su país y para el porvenir del movimiento de masas en Brasil?
R. Hay una situación de incertidumbre sobre qué política exterior pondrá en práctica Reagan respecto a América Latina, donde se da un gran predominio norteamericano. Pienso que Reagan podría realizar una política de endurecimiento enfrentada a la política de derechos humanos que Carter quiso seguir sin éxito. Es necesario que Ronald Reagan comprenda que el Gobierno de Washington no es el Gobierno del mundo, y que de la misma forma que él exige el respeto a la soberanía de Estados Unidos, respete él la soberanía de los otros países.
P. ¿Hay algún tipo de similitud entre usted y Lech Walessa y los dos tipos de sindicalismo que ambos encarnan?
R. Todas las similitudes. Desde 1978, nosotros estamos luchando por la libertad sindical, la reducción de la jornada de trabajo a cuarenta horas semanales, el derecho de huelga, la estabilidad en el empleo y la representación sindical dentro de las empresas. En 1980, las huelgas de Polonia han reivindicado también la libertad sindical, la reducción de la jornada laboral y la libre organización sindical. La conclusión que yo saco es que, independientemente del régimen político bajo el que se viva, lo más importante es que exista libertad y respeto para los trabajadores.
P. ¿Tiene miedo al veredicto del juicio al que comparecerá el próximo mes de febrero?
R. No tengo miedo. No voy a ser el primer trabajador procesado en el mundo, ni tampoco sería el primer condenado. Estoy tranquilo con relación al juicio. Quien no debe estar tranquilo es el régimen, porque podrán condenarme, pero seguirán siendo incapaces de resolver los problemas de nuestro pueblo. Siempre habrá trabajadores luchando por la libertad y la justicia.
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