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Ante el II Congreso de UCD

Cuatro habitaciones de un hotel madrileño, a disposición del "sector crítico"

Cuatro habitaciones del madrileño hotel Palace, enfrente del Congreso de los Diputados y a unos centenares de metros de la sede central de UCD, dan cabida desde hace dos semanas al cuartel general del sector crítico del partido del Gobierno. Desde allí, con el trabajo de cuatro secretarias y una docena de miembros de las juventudes de UCD, se organiza toda la actividad política cara al segundo congreso, por parte de este sector. La oficina se trasladará entera a otro hotel de Palma de Mallorca, dos días antes del comienzo del congreso.

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La idea de este montaje surgió a primeros de diciembre, cuando los críticos organizaban su estrategia y pensaron que no era conveniente utilizar los cauces del aparato oficial del partido. Se escogió el lugar por su situación y para salvar la dificultad de montar una oficina en cuatro días, ya que el hotel lo facilitaba todo, incluido teléfonos y mobiliario. Además es el hotel donde recalan muchos diputados de provincias, que están, por tanto, habituados a él. Decidida la cuestión comenzó a funcionar inmediatamente después de las fiestas de Navidad.Aunque al principio se dijo que la infraestructura del sector se financiaba con quince millones entregados por una entidad bancaria, los críticos indicaron que todo se paga con créditos personales, avalados por los máximos dirigentes del sector, y que en total no llegan a los tres millones de pesetas. Esta aparente pobreza se justificaría porque, por ejemplo, los viajes que hacen los parlamentarios son gratuitos, mientras que la mayoría de los que trabajan en la oficina son voluntarios de las Juventudes de UCD. El local en sí cuesta 200.000 pesetas a la semana.

Las cuatro habitaciones -previamente vaciadas de su mobiliario habitual, excepto una, reservada para que alguien pueda quedarse de guardia y descansar- se distribuyen en una sala donde trabajan las secretarias, otra más que sirve de estancia -general, un salón para reuniones y otro despacho que alberga la fotocopiacora y varias mesas de trabajo. Son las habitaciones 208 a 211, en el ala norte del hotel.

El comité director

El espacio vital, ciertamente reducido, se amplía con lugares tales como el propio despacho del líder del sector, Landelino Lavilla, en el cercano palacio de las Cortes. Aquí es donde se reúne habitualmente lo que podría llamarse el ejecutivo en la sombra, que integran el propio Lavilla; el portavoz de UCD en el Congreso, Miguel Herrero; Oscar Alzaga; José Manuel García Margallo, por el grupo de Jóvenes Turcos; Fernando Álvarez de Miranda, Ignacio Camuñas, Antonio Fontán y Eduardo Merigó. Otros hombres, como el secretario primero del congreso, Víctor Carrascal, y el jefe del gabinete político de Landelino Lavilla, Daniel García Pita, participan diariamente, en mayor o menor medida, de la dirección del sector.Para jefe directo del cuartel general se buscó un técnico en cuestiones políticas y sociológicas. Se trata de Iñigo Olcoz, un colaborador de la Fundación Humanismo y Democracia, que preside Álvarez de Miranda. Olcoz tiene larga experiencia en estrategia política, adquirida sobre todo en Latinoamérica, donde cooperó con organizaciones democráticas, como el COPEI (partido social-cristiano) de Venezuela.

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De ideología democristiana, vino a España tras la muerte de Franco y desde entonces colaboró con UCD en su especialidad. Fue el autor, por ejemplo, de la estrategia del referéndum para el Estatuto de Autonomía del País Vasco. Con el sector crítico, actúa como un verdadero secretario de organización paralelo, coordina y propone soluciones de estrategia política, aunque las decisiones a este respecto quedan siempre en manos de los dirigentes del sector.

En este montaje no podía faltar una oficina de Prensa. Para la tarea se llamó a Pilar Lladó, antigua colaboradora del fallecido Joaquín Garrigues y actualmente encargada de Prensa en Madrid del delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja. Su lugar habitual de trabajo es la Moncloa. La oficina de Prensa se completa con otro periodista contratado. Sólo estos, Olcoz y las secretarias, son funcionarios con sueldo.

El cuartel general del sector crítico, según los que trabajan en él, respondía a la necesidad de organizar el movimiento creado alrededor del manifiesto lanzado a finales de diciembre, para darle continuidad y seriedad a la naciente organización de la oposición interna, tomar una base para la misma y albergar la oficina de Prensa.

Diariamente pasan por el local montañas de papeles: se envía a los compromisarios declaraciones, cartas, resúmenes de prensa, y se recibe de ellos propuestas, quejas contra el aparato, datos de la situación en provincias, etcétera, y se organizan viajes, actos y contactos, y, por supuesto, se recogen las adhesiones al manifiesto.

Como única nota de color, algunos carteles sobre el congreso de los elaborados por el aparato del partido, y en la habitación que ocupan los voluntarios de las juventudes, un jamón «porque hay que tomar vitaminas» y un rótulo a mano que dice: «Críticos».

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