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Agresión al Rey

El director de El Alcázar ha escrito un artículo en la primera página de su periódico comentando las manifestaciones que han sido hechas al documental de la BBC en torno a la familia real española y concretamente a las palabras del Rey. En ese artículo, la mala fe de las intenciones alcanza mentirosamente a las razones. Con ellas, el articulista extiende su dedo hacia el Rey, haciéndole responsable de la accidentada casuística del cambio, y eso, en el contexto inequívoco de El Alcázar y de su director, tiene el sentido de una acusación, por más que esta vez sus palabras lleven capucha para ocultar el afán de dicterio sacerdotal o execración contra todo lo que suene de lejos a democracia y libertad política.No tratamos aquí de armar una defensa del Rey. Al Rey le difiende clara y taxativamente la Constitución y, con ella, todos los españoles con sentido cívico, sabedores de que echarse a la facción no remedia los males que ciertamente soporta nuestra sociedad. El titular del diario, «El Rey asume la responsabilidad del cambio», y el gravísimo texto del articulista, que, sarcásticamente, considera «ejemplarizador» que mientras «todos los autores de la vida política están considerando la necesidad de reformar la reforma»... «exista quien se atribuya al menos la iniciativa», es, sin más, una agresión directa al Rey, una osadía inaudita contra las leyes que él representa y contra el Estado que conforma.

Esas leyes que el Rey representa revelan el deseo de libertad y democracia del pueblo español, y revelan también lo que rechazan por moralmente monstruoso y políticamente indigno: el autoritarismo que se complace en convertir a los hombres en masas virtuosas y disciplinadas. ( ... )

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