Argelia intenta acceder a la energía nuclear

La extinción previsible de sus recursos energéticos actuales (petróleo y gas natural) y el deseo de acceder a energías de sustitución induce a los responsables argelinos a sentar los pilares de una industria nuclear, utilizando para ello las importantes reservas de mineral de uranio, situadas en la zona desértica del Hoggar, en la frontera con Níger.Todo aquello que concierne a la energía nuclear es considerado aquí como sujeto de discreción obligada. En los medios del Ministerio de Energía ha causado, incluso, un notorio desagrado el hecho de haberse dado a la publicidad, a través de las firmas especializadas, una serie de proyectos de utilización de la energía nuclear, concluidos o en estado de ser firmados a corto plazo, con Francia.

En esos proyectos figura la construcción de una central nuclear de una potencia de 600 megavatios en un plazo de diez años. Argelia facilitaría los fondos y el mineral de uranio y la parte francesa quedaría encargada de la construcción del complejo y la entrega de uranio enriquecido.

En la década de los setenta, un grupo de expertos rumanos estableció el primer recuento de las riquezas argelinas en uranio, cifrándolas en más de 33.000 toneladas. Posteriormente, un estudio realizado por especialistas de la OCDE subrayaba que el precio de extracción del mineral no excedería de 30.000 dólares la tonelada.

En octubre pasado el Gobierno argelino decidió constituir un comité interministerial encargado de la energía nuclear y otras energías de sustitución. Los parámetros de acción de ese organismo debían tener en cuenta, según las autoridades de este país, «la soberanía nacional y la defensa tanto como la geopolítica».

El interés político por la energía nuclear no data aquí del año pasado. Desde 1958 Argelia dispone de un Instituto de Estudios Nucleares, dotado de tres aceleradores de partículas y un separador de isótopos, pero las actividades del mismo han sido fragmentarias y sin una verdadera línea de acción a largo plazo.

En 1976 la creación de un Centro de Ciencia y Tecnología Nuclear, al que se incorporaron 190 especialistas, marcó el inicio de un plan concreto de estudios sobre esta energía de sustitución, con el objetivo de desarrollar la investigación nuclear aplicada.