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El "Manifiesto de Montilla", un ataque frontal a la actual dirección del PSA

La oposición al liderazgo de Alejandro Rojas Marcos en el seno del Partido Socialista de Andalucía (PSA) ha quedado definitivamente coordinada y en condiciones de pasar a la ofensiva, tras la reunión celebrada el pasado domingo por unos 125 militantes del sector crítico en la población cordobesa de Montilla. El mismo día, la comisión permanente del partido decidió suspender a todos los comités de la provincia de Huelva e iniciar una depuración entre los afiliados de esta provincia.

Los reunidos en Montilla, que se declaran representativos de la militancia en Andalucía y la emigración, acordaron exigir la readmisión de los expulsados y la anulación de los expedientes en curso, la dimisión del comité ejecutivo nacional «y, en especial, de los tres primeros secretarios», y la constitución de una nueva comisión permanente, elegida desde la base, que garantice la celebración democrática del congreso ordinario de mayo, según informa nuestro corresponsal en Córdoba, Sebastián Cuevas.Como se preveía, quedó aprobado igualmente un documento, el «manifiesto de Montilla», que servirá de aglutinante ideológico y político de los disidentes del PSA y de plataforma de la oposición al equipo de Rojas Marcos, así como la creación de una coordinadora que desde este momento aunará las actividades de los críticos y pondrá en marcha una estrategia tendente «a abortar el intento de la actual dirección nacional de desnaturalizar el partido».

Marxismo crítico

Según este documento de ocho folios, al que ha tenido acceso EL PAIS, tanto el primero como el segundo congreso del PSA «han reafirmado que la utilización del marxismo crítico por el PSA como método de análisis de la realidad histórica constituye una de las bases mínimas de coincidencia ideológica entre los militantes del partido». Frente a las tesis de la actual dirección. los disidentes consideran el marxismo como el instrumento más adecuado para la orientación de una práctica política encaminada a la consecución de una sociedad sin clases, sin desdeñar las aportaciones del andalucismo histórico y el socialismo libertario.«Sólo un partido nacionalista de clase puede responder a los específicos intereses de liberación de la gran mayoría del pueblo andaluz», precisa el «manifiesto de Montilla», que se desmarca, una vez más, del comité nacional, al afirmar que el nacionalismo andaluz, lejos de situarse fuera o por encima de la dialéctica izquierda-derecha, se inserta plenamente en ella, porque es la dialéctica de la lucha de clases existente en toda sociedad capitalista, aunque «desde la específica perspectiva de una formación social explotada y colonizada», como la andaluza.

Con respecto a la política de alianzas, otro de los grandes temas de discrepancia en el seno del PSA, los disidentes puntualizan que cualquier alianza a firmar ha de orientarse hacia la realización de la tarea de concienciación nacionalista y de clase, debe seleccionarse desde una posición de izquierda y partir de una táctica de no alineación estable. «En este sentido», señala el manifiesto, «rechazamos la política de relación permanente con la UCD que ha propiciado la actual dirección y su primer secretarlo».

Paralelamente a esta reunión de Montilla, la comisión permanente del partido decidía en Sevilla suspender en sus funciones a todos los órganos de dirección de la provincia de Huelva y crear una comisión mixta de representantes de la propia permanente y del comité ejecutivo nacional, que se entrevistará con los militantes onubenses para exigirles un reconocimiento expreso de que acatarán la disciplina y los estatutos del PSA como condición imprescindible para seguir afiliados al mismo.

Estas medidas, consideradas muy, benignas en diversos medios políticos (los concejales nacionalistas en distintas poblaciones onubenses continuarán en sus cargos) no van a detener, obviamente, el abierto enfrentamiento de la mayor parte de los militantes de Huelva con la dirección del PSA. Fuentes del sector crítico estiman muy probable que la comisión permanente tome decisiones semejantes contra la militancia de Granada en el plazo de diez días, al tiempo que crece la disidencia en Cádiz, Córdoba y Jaén, siempre de acuerdo con las mismas fuentes.

El lanzamiento público de la plataforma opositora elaborada el domingo en Montilla ha sido acogido con cautela en medios del comité nacional. Emilio Lechuga, secretario de Información, explicó a EL PAIS que la suspensión del comité provincial de Huelva era una exigencia elemental, después de que aquél acordase reponer en su militancia a dos de los expulsados, Ladislao Lara y Manuel Pérez. En relación con la asamblea de militantes que ratificó posteriormente esta readmisión, Lechuga matizó: «A esa asamblea asistieron 54 militantes.

«Lo de Montilla ha sido un montaje destinado exclusivamente a los medios de comunicación», añadió Lechuga.

El secretario de información reaccionó con acritud a la sugerencia hecha por Ladislao Lara, principal dirigente de los críticos, de que las sanciones y el desmantelamiento del partido «tal vez sean el último encargo de Suárez a Alejandro Rojas Marcos». Para Emilio Lechuga, «estas declaraciones califican por sí solas a quien las ha hecho, que sabe perfectamente que en este partido no se reciben encargos de Suárez ni de nadie».

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