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Sólo en farmacias

La «huelga de celo» decretada por los farmacéuticos madrileños como respuesta a las distintas y diversas negativas oficiales a conceder a las farmacias, en turno de guardia nocturna, el famoso «canon» de las doscientas pesetas se nos antoja como una equivocación de muy grueso calibre por parte de los representantes farmacéuticos.La pretensión de los farmacéuticos madrileños no es más que el resultado de un ancestral y centenario espíritu corporativista que, al amparo de los derechos históricamente adquiridos, obtienen pingües beneficios de la venta de productos tan escasamente farmacéuticos como los alimentos infantiles o el calzado, amparados en ese principio del más añejo y excluyente racismo comercial que explicita la frase «sólo en farmacias».

La Administración debe tomar nota de la arriesgada postura de este sector y de la necesidad de defender al obligado consumidor, que la mayoría de las veces no acude a la farmacia por capricho. De muchos medicamentos no se puede prescindir, y tener que pagar más por ellos gracias a una imposición mal justificada- sería algo así como un doble malestar.

31 de diciembre

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