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Temor a las epidemias en las zonas azotadas por el terremoto

Juan Arias

En los lugares azotados por el terremoto, donde ya no se oyen lamentos, se empieza a echar cal viva y cantidades ingentes de desinfectantes, porque se teme el peligro de epidemia producido por la descomposición de los cadáveres aún bajo los escombros. El número es aún imposible de conocer. Los propios militares hablan de un total de 10.000 muertos y de otros tantos heridos, muchos, graves. Se va apagando la esperanza de hallar aún gente viva, aunque ayer fueron recuperados un anciano y dos niños, mientras se sigue luchando para salvar a cuatro médicos empotrados bajo los restos de un hospital, que consiguieron con sus últimas fuerzas dar a entender que están todavía vivos. Los bomberos de Salerno estaban tratando de salvarles abriendo un túnel entre los escombros.La situación sigue siendo caótica, por lo que se refiere a la organización. Están llegando al lugar camiones y aviones llenos de víveres y material de toda Europa, pero muchos se tienen que volver, porque nadie les dice dónde tienen que ir. Los aguaceros han derrumbado ayer los primeros campamentos y la gente no quiere irse a los hoteles porque dicen: «No queremos abandonar nuestras tierras, nuestros muertos y nuestros animales». Pero las autoridades no pueden dejar que la gente se muera de frío y de infecciones, porque ya se ha presentado el tifus.

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