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Yndurain: "Unamuno fue un predicador sin doctrina"

Con una reflexión en voz alta sobre la personalidad «de predicador abierto, sin doctrina», de Miguel de Unamuno a cargo del catedrático de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Yndurain, se celebró ayer en el paraninfo de la Universidad de La Laguna (Tenerife) otro acto del homenaje nacional al escritor vasco que se celebra en Canarias y en Salamanca, y que fue inaugurado hace una semana por el ministro de Cultura, Iñigo Cavero. El próximo día 1 de diciembre será clausurado este homenaje en la Universidad de Salamanca, de la que Unamuno fue rector.Yndurain recordó ayer en Tenerife su larga conversación con Unamuno el 30 de diciembre de 1936, un día antes de la muerte de éste. Aquella charla, como todas las del escritor vasco, fue más un monólogo, presidido por el drama que vivía el país entonces. «Iré por Madrid gritando mi verdad», repetiría con insistencia Unamuno a Yndurain aquella tarde, reafirmando su firme obsesión por encontrar la luz definitiva que nunca halló. «Los hombres que más han creído son los que después dejan de creer», diría, sin desistir de su afán de verdad y fe. Para Yndurain, el mar de Fuerteventura fue una apelación a la eternidad en su drama espiritual y religioso. Descubrió Unamuno el mar, y en la pleamar y la bajamar describió los vaivenes de «su carácter personalista y egotista, que no egoísta», precisó Yndurain.

«Nos hallamos», dijo, «ante la obra y la vida de un predicador abierto, sin doctrina ni preceptos». Destacó en Unamuno su personal modo de enfrentar su labor intelectual: «Se preocupó más de conmover que de convencer, y de inquietar más que de tranquilizar». Unamuno había llegado a afirmar: «Me propongo molestar al mundo más que divertirle».

«Tuvo una tensa responsabilidad en los sucesos que le tocó vivir, y se consideró un español de nacimiento, de espíritu, de cuerpo y experiencia», indicó el conferenciante. Citó sus profundos debates sobre la personalidad humana y su. defensa de la lengua. «La sangre: del espíritu es mi lengua», escribió Unamuno. Para Yndurain, cabe resaltar su vocación por el paisaje desde una visión espiritual, histórica y poética.

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