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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La adaptación de "Carmen"

En una nota enviada desde la corresponsalía sevillana y aparecida el pasado día 15 de noviembre en las páginas culturales de EL PAIS se habla escuetamente sobre el posible estreno de la versión española de la ópera Carmen en Sevilla. Como en anteriores ocasiones, ocurridas a lo largo de las distintas informaciones que sobre el acontecimiento se facilitaron durante el verano de 1980, se vuelve a repetir un lamentable error.La ópera Bizet-Quiñones -como textualmente se lee en la última información a la que me refiero- es un trabajo colectivo entre mi país sano y compañero Fernando Quiñones y yo. Desde el comienzo de la tarea literaria-musical de

Carmen nos repartimos los quehaceres de esta nueva adaptación. La gracia y el talento de Quiñones se demostraron abiertamente en la labor poética del discurso escrito de la obra. Día y noche -todo hay que decirlo- estuvo Fernando al pie del cañón, venciendo las dificultades que encierra la traducción de un texto no muy afortunado, con el fin de instarle el talante y la calidad que requiere la creación de una versión distinta. Yo me ocupé, ya que se me llamó fundamentalmente para eso, de la labor musical de la obra, del engranaje rítmico de las estrofas, de buscar la fidelidad más aproximada de la partitura original, al acoger en su seno a un nuevo idioma. Mis conocimientos musicales fueron los más utilizados en este trabajo; pero también como escritor, que es lo que me siento y a lo que me dedico, traduje y versiones varias escenas, estrofas.

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El acuerdo, el contrato, la ficha de la SGAE y la asesoría jurídica de dicha entidad me consideran legalmente autor de la versión y adaptación castellana de la ópera Carmen, de Bizet, a los mismos efectos que a Fernando Quiñones. No sé por qué extraña razón -según explicaciones pertinentes fue cuestión de marketing publicitario-, contra mi voluntad, se me encajó el sobretítulo de «colaborador literario y musical», como apareció en las primeras propagandas y notas de Prensa que precedieron al suspendido estreno en la plaza de toros de Las Ventas, dirigido por José Tamayo. Ahora ya ni aparece mi. nombre para nada, cuando lo justo y legal sería: Carmen, de Bizet, en castellano. Versión y adaptación de Fernando Quiñones y José Ramón Ripoll.

Si estuviéramos en Inglaterra o Alemania, donde los nombres de los traductores operísticos no suelen aparecer siquiera en el cartel, me callaría; pero en una sociedad que se nutre de laureles y condecoraciones, me parecería estúpido, e incluso moralista, dejarme atropellar por el antojo de los demás./

Madrid.

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