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La peor semana en mucho tiempo

La pasada semana resultó una de las peores de los últimos tiempos en las Bolsas españolas. El mal ambiente, que fundamentalmente venía dado por la ausencia de órdenes compradoras y por la insistencia de los vendedores en materializar sus posturas, se constituyó en la constante de las reuniones que compusieron el ciclo, y de las bajas en esta ocasión no conseguía escapar ni tan siquiera el novel mercado valenciano, a pesar de que su escaso volumen de negocio le había permitido en semanas anteriores mantenerse al margen de las pérdidas generales.Los dos sectores con mayor peso específico en el mercado, que son además los que concentran casi la totalidad de las operaciones, el bancario y el eléctrico, acusaron unos síntomas de debilidad preocupantes.

En el caso de los bancos se produjo un cambio radical en la orientación de la política bursátil de estas entidades, que pasaron de defender contra viento y marea sus cotizaciones a admitir correcciones a la baja, sin que el volumen de papel «conocido», es decir, el que se introducía en la «caja», se hubiese incrementado en exceso.

En las eléctricas se produjo, sobre todo en la sesión de cierre de la tanda, una avalancha de órdenes vendedoras que vino a sumarse a los ya tradicionales vendedores institucionales, como son algunos bancos y bastantes cajas de ahorros. En este caso, la justificación de sus posturas parece estar más clara. O bien venden, para situarse en condiciones de liquidez que les permitan entrar por cupones en las próximas ampliaciones de capital, o bien se desprenden de parte de sus títulos, para no tener que realizar los desembolsos que supondría la suscripción de las ampliaciones.

No quiere ello decir que se pueda descartar una reacción técnica en los próximos días, pues las pérdidas de bastantes valores, y sobre todo los eléctricos, resultan importantes, pero, en cualquier caso, lo que sí se puede afirmar es que el desconcierto es la nota que predomina entre los especialistas.

El valor que protagonizó la actuación más brillante de la semana fue Duro-Felguera, que, tras marcar en días sucesivos dinero sin operaciones, terminó la semana en Madrid a 73,5 %, sin que existiesen contrapartidas vendedoras suficientes como para poder marcar cambio.

También terminó en esta semana la ampliación de Hidro Cantábrico, pagándose sus cupones el viernes a 1,25 pesetas. La fuerte corrección a la baja que sufrieron los derechos en la última sesión fue debida a la aparición de un fuerte paquete de cupones, cuya titularidad todos los especialistas atribuyeron a la Confederación de Cajas de Ahorro. Después de hora, la demanda de derechos de Cantábrico al precio de cierre superaba, la cifra de 200.000.

El mercado de letras

Se mantuvo a lo largo de la semana la pugna entre los compradores, que continuaron mostrando sus preferencias por el 13,5% como tipo de descuento más usual, y algunas entidades emisoras, que mantenían sus intentos por rebajar este tipo. Las tensiones desembocaron en una negociación algo menos fluida que en semanas precedentes, mientras que el número de efectos ofertados continuó en progresión.

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