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Lara: "Este año el Planeta ha tenido más suerte que nunca"

Ayer se presentaron en un hotel de Madrid la novela ganadora y la finalista del premio literario más importante de España, el Planeta, que este año estaba dotado con ochomillones de pesetas. La novela Volaverunt, del escritor Antonio Larreta, se llevó esta cantidad, más un millón de pesetas por otro premio a la obra que mejor podría adaptarse al cine. Otro escritor más conocido, Juan Benet, tendría que contentarse con el segundo premio por su novela El aire de un crimen.

«Este año, el Planeta ha tenido más suerte que nunca», dijo el señor Lara en el multitudinario y mixto acto en que se presentaban las novelas del premio. La suerte para un Lara, que tal vez en función del público, inusual en parte, estaba más culturoso que nunca, consistía en que el primer premio descubría un escritor y una novela, y el segundo acercaba al gran público a un escritor difícil, inconquistable, minoritario de toda la vida.El ex escritor minoritario ocupaba su esquina de la mesa con un aire de niño malo enfurruñado. Su amigo Juan García Hortelano haría la presentación, y los dos, que algunas veces han hecho público el número de los enemigos, cuando todo el mundo sabe que son íntimos, aguantaron a pie firmes las bromas andaluzas de Lara, quien aseguró que «de retirarme, nada», y que estaba tratando de quedarse con el 51 % de una editorial fracesa -«Quiero el 51 %,para mandar»-; dijo: «Que a mí es lo que me gusta. Para que me manden no sirvo. Además, deseo desde esa editorial lanzar a los escritores españoles al mundo. Porque se podrá vender en Londres y en Nueva York, pero la alternatiVa», dijo, «la alternativa la da París».

Timidez del ganador

En el otro extremo de la mesa, y con una considerable cara de palo, sin duda por la timidez, estaba el ganador, Antonio Larreta, escoltado por Marlo Camus, el director de cine que hará su película e hizo la presentación. De él dijo Lara que es un caso raro: el del señor que envía su primera novela con seudónimo, y luego se espera al fallo del jurado sin contar una palabra a nadie. «No es lo normal», decía Lara. «Lo normal es que grandes escritores se presenten con seudónimo para que no se juegue con su nombre, pero que en seguida llamen a algún miembro del jurado y le digan: «Oye, que detrás de este nombre estoy yo».En cuanto a las presentaciones propiamente dichas fueron esduchadas por ese público dividido en dos bandos por la habilidad del editor catalán-andaluz -que, por cierto, agradeció con sorna, como todos los años, el trabajito a los «muchachos v muchachas de la Prensa»-, mientras por algún ángulo corrían los versos de un novísimo metido a poeta satírico.

Volaverunt, según Mario Camus, es «la histeria de un viejo tozudo que próximo a morir está empeñado en aclarar un suceso oscuro ocurrido hace veintitantos años y que afecta a la memoria enterrada ya de un ser querido». Se sitúa en el difícil tránsito español de los siglos XVIII al XIX y cuenta la historia de la célebre duquesa de Alba pintada por Goya y muchas otras más. Ya Lara había dicho que tantos detalles palaciegos y familiares le habían hecho pensar seriamente si no sería el duque de Alba actual su autor.

Agil prosa de Benet

En cuanto a la de Benet, Juan García Hortelano hizo su lectura con humor: una novela vertiginosa, agilísima, que ilumina los misterios de Región, el país in ventado por Benet y que llevará a sus lectores por el buen camino de su espléndida prosa hasta Volverás a Región, allí donde el lugar mítico nació. Para entonces, el lector habrá tenido que hacer el esfuerzo de un cambio de ritmo desde el tempo lentísimo de todas las demás novelas de Benet y su sintaxis complicada, a esta otra prosa prístina -son palabras de Hortelano-, clara, evidente. Habrá tenido que desentrañar miles de historias sufridas por personajes muchas veces conocidos y ya frecuentados en novelas anteriores del escritor.Mientras la gente, que no cabía en aquel salón, más pequeño que otras veces, porque como decía Lara, el bingo tiene más espacio que la cultura, y el salón que se usó otros años es ahora la sala de bingo del Palace, esperaba impaciente la copa y canapé.

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