Una nueva huelga parece imparable en Polonia
El engranaje de la huelga parece imparable en Polonia, tan sólo 48 horas antes de la reunión del Tribunal Supremo sobre la legalización del sindicato independiente Solidaridad. Los sindicatos libres de Polonia desencadenarán primero una huelga parcial si el Tribunal Supremo ratifica el próximo lunes el veredicto sobre los estatutos de Solidaridad emanado del tribunal administrativo de Varsovia, declaró ayer el líder obrero polaco Lech Walesa. Paralelamente, las autoridades polacas han endurecido el tono, 48 horas antes de que el Tribunal Supremo dicte sentencia.
Ante la nueva situación de tensión, el presidente del Consejo de Estado, Henryk Jabloriski, lanzó ayer un llamamiento a la «calma» y a la «moderación» para lograr superar la crisis. Pidió que las negociaciones entre autoridades y sindicatos se desarrollen dentro de un clima de «benevolencia» y «respeto mutuo». Tras afirmar que el Gobierno está cumpliendo los acuerdos de Gdansk, condenó las perturbaciones del trabajo y las huelgas, que «contribuyen a agravar la tensión».En una entrevista concedida al diario de Berlín Occidental Der Abend, publicada ayer, Walesa anuncia que las huelgas empezarían en Varsovia y Gdansk y se extenderían paulatinamente a todo el país si sus reivindicaciones no eran satisfechas. A propósito de la URSS, Walesa declaró que los sindicatos no se dejarían intimidar por nadie y estaban dispuestos a hacer frente a «una intervención soviética», aunque, añadió, «no hay motivos para ella», ya que «no queremos romper ninguna alianza ni debilitar el socialismo».
El endurecimiento del tono por parte de las autoridades polacas ha sido puesto de relieve por las tres versiones difundidas por los órganos de información polacos del discurso pronunciado el miércoles por la noche en Cracovia por el primer secretario, Stanislaw Kania.
El mismo miércoles, la agencia oficial Pap resaltaba, del discurso de Kania, que «el partido y la dirección del país" adoptaban una actitud «complaciente» ante los nuevos sindicatos e invitaban a los comunistas a afiliarse.
El jueves por la mañana, los resúmenes del discurso publicados por la Prensa hacían especial hincapié en las dificultades económicas y los riesgos que corría el país a causa de la tendencia de los nuevos sindicatos a «abusar» del derecho de huelga concedido en los acuerdos de Gdansk, Szczecin y Jastrzeble. Por último, el discurso de Kania fue difundido íntegramente por la televisión el jueves por la noche, y por la radio, ayer por la mañana. El primer secretario afirmó claramente que «hay límites que no hay que rebasar».
«Hasta ahora», dijo Kania, «hemos actuado con una tranquilidad extraordinaria, que ha sido observada por el mundo entero. Hemos recurrido únicamente a los métodos de la lucha política. Y pensamos seguir actuando así. Pero hoy, hay que decirlo en voz alta, hay límites que no son rebasables».
«Nuestra historia y nuestra experiencia», prosiguió el primer secretario, «confirman que el socialismo es inseparable de la seguridad de Polonia. Quien ataca al socialismo ataca también a la existencia independiente de la nación. En definitiva, el partido defenderá el socialismo de la misma manera que defiende la independencia de Polonia, y con todas las consecuencias que ello acarrea».
Escepticismo sindical
A renglón seguido, Kania denunció a aquellos cuyo único objetivo consiste en «mantener la tensión», «organizar huelgas masivas», apostar por la «contrarrevolución» y agitan el espectro de la «guerra civil». Fuentes sindicales formularon la hipótesis de que la firmeza del discurso de Stanislaw Kania ante los militantes del partido en Cracovia sólo constituye un «disfraz» en previsión de una decisión del Tribunal Supremo favorable a Solidaridad. El sindicato independiente exige que el veredicto del tribunal administrativo, que introduce en sus estatutos una referencia al papel dirigente del partido y limitaciones al ejercicio del derecho de huelga, sea modificado.Kania se preguntó, a este propósito, sobre la «pureza de las intenciones» de los que «ponen hoy en tela de juicio» la «única frase» que en los acuerdos de Gdansk y Szczecin «constituye un compromiso» por parte del movimiento obrero.
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