Adulterio matrimonial
Pues yo, la verdad, en fin, que si a mí me dicen que cada vez que veo a mi señora tengo que «redescubrir y realizar el significado esponsal del cuerpo y expresar de este modo la libertad interior del don», porque «así el significado del cuerpo asume, en cierto sentido, la antítesis de la libido freudiana y el significado de la vida, la antítesis de la hermenéutica», pues casi, como que me quedo soltero. O sea, como los del sínodo.Pero, claro, por otra parte, ocurre que mi señora, que se llama Suny, pues me cae estupendamente.
Yo mientras tanto, y hasta que se aclare este lío, lo que voy a ir haciendo es darle gracias a Dios, porque da gusto mirarlas. A la mía y a las otras./ .
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