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Los norteamericanos eligen hoy presidente mediante votación indirecta

Los norteamericanos mayores de dieciocho años de edad e inscritos previamente en un registro electoral acudirán hoy a las urnas para decidir, mediante un sistema indirecto, si mantienen en la Casa Blanca al actual presidente, Jimmy Carter, de 56 años, para un nuevo mandato presidencial o le reemplazan por el republicano Ronald Re agan, de 69 años de edad.

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A la vez que al presidente, los norteamericanos -160,5 millones están en edad de votar- eligen al vicepresidente, 34 senadores (un tercio de la Cámara Alta), los 435 miembros de la Cámara de Representantes, los gobernadores de trece de los cincuenta estados de la Unión, 5.917 miembros de las asambleas de los Estados y decenas de millares de cargos públicos locales. Se pronunciarán igualmente sobre una cincuentena de referendos sobre las cuestiones locales más diversas.No siempre coincide que la popularidad y el triunfo de uno de los candidatos a la Presidencia arrastre votos hacia su partido en el resto de cargos que se dilucidan en esta elección, que puntualmente llega una vez cada cuatro años, el martes siguiente al primer lunes del mes de noviembre.

A pesar de los esfuerzos que los candidatos despliegan a última hora para movilizar a los potenciales votantes, no se espera que el índice de participación electoral supere mucho la mitad del censo electoral. La participación en estos comicios ha oscilado entre la cota mínima, en la elección de Harry Truman, en 1948, en la que sólo votó el 51,1 %, y la máxima, del 62,8%, alcanzada en la votación de John Kennedy, en 1960.

Eligen los compromisarios

La elección del presidente no es consecuencia directa de la expresión de la voluntad popular. En realidad, los votantes dan su voto a unos electores, que constituyen el colegio electoral que elegirá definitivamente al presidente. Este cuerpo de electores se elige en cada Estado en número igual al de su representación en el Senado (dos por cada Estado) y en la Cámara de Representantes, cuyo número está, a su vez, en proporción con el de la población de dicho Estado. El distrito de Columbia tiene tres electores.El candidato presidencial que, en definitiva, triunfa es el que, de un total de 538 votos electorales, logra, come mínimo, una mayoría simple, o sea, 270 votos.

El cuerpo de electores, heredero de un antiguo cuerpo de notables, que era quien decidía el futuro presidente, no es hoy, en la práctica, más que un intermediario formal de la verdadera expresión popular. Cada elector está previamente definido sobre el candidato presidencial que va a votar, y sobre él ejerce su voto, aunque esta costumbre no está recogida en la Constitución y en ocasiones se ha roto la disciplina de voto.

Puede ocurrir que el presidente electo no sea el que más votos populares haya obtenido, aunque sí más electores. Y también la victoria en sólo los once Estados más poblados daría la Presidencia al candidato que fuera derrotado en el resto. Estas imperfecciones del sistema electoral han sido criticadas, y en múltiples ocasiones se ha pedido su reforma. Al planear su campaña electoral, los aspirantes presidenciales tienen en cuenta esta peculiaridad, y de ahí que concentren su propaganda en aquellos Estados de mayor población.

El colegio electoral emite su voto el lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre, y el recuento se realiza el 6 de enero, en presencia de los miembros de las dos Cámaras. La formalización y recuento de los votos electorales es el paso final en la elección del presidente.

Aunque perviva el sistema del colegio electoral, el resultado de las elecciones se conoce una vez que se recuenta el voto popular. A partir de ese momento se puede decir que el pueblo norteamericano ha emitido su decisión. La nación tiene un nuevo presidente por un período de cuatro años.

Primarias y convenciones

Para adquirir su condición de aspirantes a la Presidencia, los candidatos de los dos grandes partidos han de ser designados en la convención nacional de su partido. Los delegados que asisten a esas convenciones son, a su vez, elegidos por diversos procedimientos. Los dos sistemas principales empleados para ello son las elecciones primarias y las convenciones estatales de partido. A estas convenciones asisten aquellos que han sido elegidos en reuniones locales.En una elección primaria, los candidatos rivalizan entre sí dentro de su mismo partido, en una lucha por alcanzar la designación, con ella el derecho a oponerse a candidato del partido rival.

La posibilidad de empate o falta de mayoría

En las elecciones presidenciales de 1980 podría darse el caso -poco probable, pero no imposible- de un empate o falta de mayoría entre el candidato demócrata y el republicano.La victoria del candidato independiente Anderson en un solo Estado podría impedir que Carter y Reagan lograran los 270 votos electorales necesarios para alcanzar la Presidencia.

Connecticut y Massachusetts son los Estados más favorables a una hipotética victoria de Anderson. En las elecciones primarias celebradas en los Estados de Nueva Inglaterra, John Anderson consiguió un número significativo de votos. En Massachusetts, derrotó a Reagan, y en Connecticut consiguió un 22% del voto republicano frente al hombre fuerte del Estado, George Bush.

La enmienda duodécima de la Constitución establece que si ninguno de los candidatos logra la mayoría de la votación electoral, el presidente será designado por la Cámara de Representantes, en tanto que el Senado elegirá al vicepresidente. Llegado este caso, cada uno de los Estados tendría derecho a un solo voto, con lo cual resultaría disminuida la importancia electoral de los Estados poderosos y acrecentada la de los débiles, ya que el número de electores por Estado es el mismo que el de escaños que tenga en el Congreso de Estados Unidos.

En la historia de Estados Unidos, el Congreso ha tenido que decidir de esta forma dos elecciones presidenciales: en 1800, cuando Thomas Jefferson se convirtió en el tercer presidente, y en 1825, cuando John Quincy Adams fue escogido como sexto presidente de Estados Unidos.

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