"Sólo la reestructuración industrial por sectores puede evitar que vayan al paro todos los trabajadores"
El Ministerio de Industria y Energía, Como pieza ejecutora de la política, económica del Gobierno, está empeñado en la reestructuración industrial sectorizada, abandonando anteriores prácticas tendentes a la salvación de empresas en particular. Como contrapartida a esta decisión política, cuyo coste social representará la pérdida de miles de puestos de trabajo, pretende compensarla el titular, del departamento, Ignacio Bayón, con diversos planes de reindustrialización, centrados, originalmente, en los sectores energétice, agroalimentario y tecnológico. En la entrevista mantenida con EL PAIS, Ignacio Bayón, único ministro del Gobierno que no ostenta la condición de diputado, explica los objetivos del Instituto Nacional de Industria, centrados fundamentalmente en situar a las empresas integradas en el holding estatal a niveles competitivos con la iniciativa privada,
Pregunta. La última remodelación gubernamental ha supuesto, en la práctica, la adopción de un nuevo estilo en la ejecución del programa económico del Gobierno. Desde el Ministerio de Industria, cuyo titular ha conocido la anterior etapa bajo la dirección de Abril Martorell, ¿qué posibilidades de mayor eficacia se ven en el nuevo equipo económico?Respuesta. Hoy existe, y el hoy no significa que no lo hubiera ayer, una coordinación a nivel de actuación administrativa absolutamente definida. Las reuniones con el vicepresidente Calvo Sotelo y los ministros de Hacienda y Economía y Comercio, no digo que a niveles formales, sino incluso informales, y despachos continuos para poder centrar los temas, son absolutamente frecuentes.
P. ¿Significa esta práctica una mayor coherencia en el nuevo equipo económico respecto al anterior?
R. Pienso que los hombres son distintos. Fernando Abril dirigía la economía de una manera diferente. Es un hombre que entra en los temas, en muchas ocasiones, a nivel de ejecutor, y el vicepresidente Calvo Sotelo lo es más a nivel de coordinador. Creo que no se puede fijar una pauta sobre cuál debe ser el comportamiento de un vicepresidente económico, sin tener en cuenta la personalidad de quien desempeña este cargo. Abril entraba muy directamente en los temas de reestructuración industrial, y Calvo Sotelo muestra mayor interés personal por otros temas.
A mí, Abril me recuerda a veces a Karajan, que dirige sus obras desde la clave, es decir, desde el piano de clave, mientras una persona como Calvo Sotelo dirige más como Georg Solti, desde arriba, con la batuta en la mano.
P. No obstante, parece que Calvo Sotelo es más proclive a mantener un control sobre los departamentos y organismos dentro del área económica, más orgánico. En este sentido, en los últimos días se ha barajado la posibilidad de que el Instituto Nacional de Industria, dependiente de su Ministerio, pasara a depender directamente de la vicepresidencia económica.
R. El INI es una pieza clave de la política industrial española, y ésta, a su vez, es una pieza clave en la política económica. Pero por una figura de juegos de integración, podríamos acumular todo ello en la cumbre de la política económica, y eso no parece que tenga sentido.
Existe una organización administrativa, con sus ministerios y organismos autónomos, que son ejecutores de la política de esos ministerios, y las empresas públicas dependen, a su vez, de cada uno de ellos; e ir a unas integraciones en los momentos presentes, no sería especialmente adecuado.
Yo veo el INI como la figura clásica de ejecución instrumental de la política industrial en muchos campos. Y no se me ha planteado la oportunidad de ir a una modificación de la dependencia orgánica del Instituto. A mí no me ha planteado este tema el vicepresidente del Gobierno.
P. Lo que sí parece que se ha cuestionado de manera oficial ha sido la titularidad de la presidencia del INI.
R. En la Prensa he leído muchas dudas al respecto, pero creo que más bien son nacidas de los deseos de cambio que se producen, al hilo de una modificación de una estructura per sonal de gobierno. La importancia del INI en el contexto económico del país es de tal orden que una estabilidad en su funcionamiento es siempre bien vista, siempre que se vayan cumpliendo los objetivos trazados.
También se ha publicado que he confirmado a De la Rica en la presidencia del Instituto. Eso no es exacto. Cuando llegué al Ministerio ratifiqué al presidente del IN I, y esas ratificaciones se efectúan con un carácter indefinido, hasta que se produce la circunstancia de modificación de actitudes que hacen revocar ese tipo de ratificaciones.
P. Por seguir con el tema del INI podría hablarse de cuatro grandes parcelas dentro del Instituto: la energía, los grandes sectores básicos sometidos a reconversión industrial, los serviéios y lo que nodríamos definir como el INI del Puturo, aquel que podría ejecutar la política de reindustrialización que parece requerir la grave situación de paro que registra el país. En cuanto a la primera de las parcelas, el INI de la energía, ¿cuáles son sus objetivos?
R. El INI de la energía, como podría calificarse, en efecto, este sector dentro del Instituto, debe cumplir un doble cometido como elemento dinainizador -de la economía y como elemento que permita la ejecución del Plan Energético Nacional (PEN). Como elemento-dinamizador de la economía, el INI tiene una inversión prevista para el próximo año de 160.000 millones de pesetas, orientados principalmente al sector eléctrico para la construcción de centrales térmicas y nucleares, y a la reconversión de las refinerías.
Como ejecutor del PEN, el Instituto, que es el organismo que abastece de energía al país, desempeña un importante papel de animación. Los objetivos del Plan Energético Nacional están fijados sobre unas circunstancias que han modificado la crisis del último año, lo que significa que el plan, correctamente establecido en una fecha determinada, posiblemente muy tarde, pues se acuerda en julio del pasado año, cuando España venía padeciendo la crisis energética desde cinco años antes, deberá ser revisado para el próximo verano.
El bloque, de las inversiones previstas en el PEN se está cumpliendo de una manera muy precisa, hasta el punto de que al finalizar el primer semestre, el nivel de ejecución del plan era del 95 % sobre el programa previsto.
Por otra parte, la política seguida en el capítulo de precios, sobre el criterio de ir transfiriendo al consumo los impactos de los incrementos de la energía a medida que se van produiciendo, ha conducido a una contención del consumo, e incluso a una disminución del consumo de gasolina.
P. El programa nuclear, no obstante, parece el más retrasado, siendo, sin embargo, el que mayores inversiores comporta.
R. Aquí las razones del retraso son fundamentalmente de índole política, como ocurre en la generalidad de los países occidentales, con la excepción de Francia, que se ajusta al programa previsto.
P. Respecto al INI que se ocupa de las grandes empresas en crisis, ¿cuál es la orientación dada: por el Ministerio de Industria?
R. En este aspecto, lo que podríamos calificar como el INI de las preocupaciones, la atención se centra sobre las empresas de la siderurgia integral, del sector naval y de la automoción, principalmente ENASA y Seat. Este conjunto de actividades controladas por el INI le suponen al Instituto - unas pérdidas para este año cercanas a los 100.000 millones de pesetas.
La política seguida en esta parcela es una política sometida a los planes de reestructuración sectorial fijados por el Ministerio de Industria. Ya se ha abordado, con carácter singular, el plan de ENASA a través de su fusión con International Harvester, y, dentro de esta misma línea, se sitúa el plan de salvación de Mevosa, integrada en Mercedes Beríz. Antes de final de, año estará definida la reestructuración de la siderurgia integral y del sector naval.
La actividad gestora empresarial del Instituto pasa por un plan de reducción de pérdidas de esas empresas.
Respecto a Seat, la solución se orienta hacia la participación japonesa. Nissan o Toyota son las posibilidades que se barajan ahora mismo, con más posibilidades de que sea esta última la que penetre en Europa a través de nuestra empresa. La solución creo que la tendremos antes de que finalice el año, y espero que sea lo menos traumática posible para la actual plantilla de Seat.
P. A propósito de las pérdidas del INI, la imagen del Instituto, a través de las empresas públicas que gestiona, es una imagen de despilfarro y mala gestión de los dineros públicos que financian estas empresas. ¿Qué hace el Ministerio por acabar con esta situación? ¿No sería, quizá, oportuno establecer definitivamente el estatuto de la empresa pública, tan solicitado desde algunos sectores?
R. Creo que lo que hay que fijar son unos criterios de gestión más que unos términos de establecimiento legal. No hay en ningún país del mundo occidental un estatuto de la empresa pública en términos generales, y me temo que hacer una ley acabaría más en definición de grandes principios filosóficos que dando de verdad las grandes directrices de orden político que la empresa pública necesita.
Y esto es así porque el único hilo conductor de las distintas empresas públicas es que la mayor parte de su accionariado está en manos del Estado, mientras que sus características específicas son sustancialmente diferentes. Un estatuto de la empresa pública, desde esta posición, constituiría un tratado de derecho administrativo sobre la tipología de la empresa pública. Pero nada más.
Lo que sí me parece positivo, y esto lo hizo el Gobierno antes del verano, es establecer unos grandes criterios de actuación en las empresas, que no necesitan de su definición en una ley.
Y esos criterios son de publicidad en sus actuaciones, de transparencia, de profesionalidad en sus gestores, de gerencia empresarial, de permanencia y de estabilidad. En una palabra, de equivalencia en el mercado en que cada empresa actúa en relación con las empresas privadas. O, lo que es lo mismo, acabar de una vez con los privilegios de las empresas públicas respecto a otras privadas, simplemente porque aquéllas se financian con dinero del Estado.
En este sentido, quiero señalar, aunque sea a título ejemplarizador, que en un año hemos reducido en cerca de trescientos el número de consejeros de las empresas dependientes del INI.
P. El tercer bloque de actividades del INI que definíamos al principio, referido al sector servicios, parece presentar el mayor grado de incongruencia con los principios que acaba de señalar. Me refiero especialmente a la falta de adecuación entre la gestión empresarial con los servicios que estas empresas prestan.
R. En efecto, en el INI de los servicios, fundamentalmente en el área del transporte, hay que conjugar la gestión empresarial con el nivel del servicio público que se pretende cubrir. No se puede admitir el llevar a una empresa tipo Iberia a dar unos servicios de tal orden en su calidad o en su intensidad, o en su alcance de ámbito geográfico que sitúe a la empresa a un nivel de pérdidas ilimitadas.
Iberia debe tender a una total reducción de sus pérdidas y dentro de un año poder ofrecer un balance equilibrado.
Ello significa el establecimiento de una política de tarifas realista y la limitación de su crecimiento en el ámbito del servicio doméstico. No tiene sentido, a mi juicio, el mantenimiento a ultranza de líneas, de tráfico aéreo absolutamente deficitarias en el ámbito nacional que pueden ser servidas por otros medios de transporte alternativo.
Estando en Renfe he dicho, y lo repito aquí solemnemente, que me parece injustificable que los soldados, los reclutas, viajen en puente aéreo. Esto no pasa en ninguna parte del mundo. Habrá que poner
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unas tarifas a ese puente aéreo de tipo disuasorio y al mismo tiempo ir potenciando los otros tipos de transporte alternativo.En cuanto a la diversificación que padece el Instituto en el área de los servicios, creo que el hábito de asumir sociedades en situación deficitaria, es decir, absorber pérdidas, debe abandonarse.
No creo que tenga mucho sentido que, salvo el interés en mantener en pie monumentos nacionales como los paradores nacionales de San Marcos o el de los Reyes Católicos, Entursa, como empresa del INI, explote hoteles absolutamente convencionales que podría y debería explotar la iniciativa privada. Este es un tema a replantear a corto plazo.
P. En línea con el planteamiento del ministerio para el saneamiento de las empresas públicas, su departamento está empeñado en la reestructuración de los grandes sectores en crisis. ¿Cuáles son los criterios que se siguen en este sentido?
R. Por razones de orden político y técnico, la reestructuración de las industrias debe atender al sector en su conjunto y no a las empresas una a una, lo cual no significa que en algunas ocasiones haya que adoptar medidas singulares respecto a una empresa determinada por su trascendencia o singularidad -dentro de un sector.
La visión del sector es la que nos permite conocer cuáles son las condiciones de mercado del conjunto, lo que permite abordar una ordenación de actuaciones frente a los mercados nacionales y extranjeros, así como unos criterios sobre precios, mientras que las visiones singularizadas de empresa, lo que permiten es absorber los problemas de las cargas financieras y laborales de una empresa determinada, con ausencia de la necesaria visión de conjunto del sector.
La reconversión va orientada hacia los sectores básicos de la economía, concretamente el síderúrgico, el naval, el de automoción, los electrodomésticos de la línea blanca y otros aún menos definidos o estudiados, como el calzado y el textil.
El ministerio pretende dar protagonismo al sector, como se ha hecho en el de aceros especiales, en el que son las propias empresas las que asumen los programas de reconversión, y ellas mismas deciden el destino del dinero público destinado a su reestructuración, 4.000 millones del Estado y otros 4.000 del Gobierno vasco, bajo el control de la Administración, representada en la sociedad constituida al efecto.
P. Además del peso de las cargas Financieras, el mal genérico a los sectores señalados parece ser el exceso de plantillas. En una situación de empleo como la que registra el país, con más de millón y medio de parados, ¿cómo hace compatible el ministerio sus planes de reestructuración, inevitablemente cercenadores de mano de obra, con la situación apuntada?
R. Efectivamente, parece que hay una contradicción entre los términos que usted señala. Pero lo que el ministerio tiene presente, y en última instancia el propio Gobierno y su programa económico, es que si no se hace así, se caen las empresas y se van al paro todos los trabajadores. No hay posibilidad de salvarlo todo. Hay que salvar lo más.
De otra parte, las previsiones del ministerio se complementan con un plan de reindustrialización para acoger el desempleo que pueda originar la reestructuración sectorial en marcha, además de contribuir a la creación de puestos de trabajo en términos genéricos.
En este sentido, se pretende orientar la inversión pública hacia los sectores que mayor efecto puedan tener sobre el empleo, y en lo que compete a este ministerio, hay tres sectores en concreto sobre los que se ha hecho la apuesta industrial.
Estos sectores son el energético, el agroalimentario y la electrónica. Respecto al primero, aparte lo ya señalado anteriormente, la reducción de nuestra dependencia energética del petróleo en un 50% para 1987 constituye un objetivo que comporta la inversión de 430.000 millones de pesetas. Una vez alcanzado este objetivo, habrá que plantearse otros nuevos para conseguir la generalización de la electrificación de las fuentes energéticas. Este proceso, sin duda, generará mano de obra en porcentajes importantes.
En cuanto al sector agroalimentario, la capacidad de consumo en España es importante y la exportación es clave. Actualmente no hay relación entre la capacidad de producción agraria y la industria agroalimentaria, con una capacidad de crecimiento muy fuerte, no sólo por la vía multinacional, que es la que mayor presencia tiene hoy en el sector.
En estos días estamos estudiando con el Ministerio de Agricultura un plan de fomento de esta industria, en la que, por cierto, el coste de un puesto de trabajo no supera los dos millones de pesetas, sensiblemente inferior al coste que registran otros sectores.
Incluso la importancia de esta industria es capital para la política de asentamientos industriales como elemento de ordenación territorial. Y hoy, el equilibrio político que demanda este país puede verse favorecido por el equilibrio de los crecimientos territoriales.
El último de los sectores de futuro en los que la apuesta de Industria está ya decidida es el de la electrónica, en el que España está hoy en mantillas. No obstante, tenemos capacidad de crecimiento en la electrónica de consumo.
En este sentido, existe una capacidad de coordinación administrativa muy fuerte que permite que las compras del sector público en el sector de la electrónica e informática pueda constituir un importante punto de apoyo para generar una tecnología propia.
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