La subasta de la empresa Pracesa quedó desierta

La Caja de Ahorros de Asturias dejó desierta la subasta de Pracesa antes de acceder a la adjudicación definitiva, al no llegar a un acuerdo con la sociedad laboral constituida por los trabajadores sobre las condiciones de traspaso a ésta (EL PAIS, 16-10-1980).Dos motivos decidieron a la caja de ahorros a dar este giro imprevisto: el temor a tener que hacerse cargo de la plantilla y las peticiones de ayuda de los trabajadores para reflotar la empresa. La caja de ahorros se hizo con Pracesa en la subasta celebrada en Madrid, como consecuencia de la ejecución instada por el Banco de Crédito Industrial, que tenía dos préstamos concedidos a dicha sociedad, pendientes de devolución.

La caja de ahorros acudió a la subasta para defender un crédito suyo de cincuenta millones de pesetas. En conversaciones posteriores entre la dirección de la caja y la sociedad laboral surgió un entendimiento inicial, según el cual la primera traspasaría a la segunda la adjudicación de Pracesa y concedería ciertas facilidades a los trabajadores para la devolución del crédito; sin embargo, dificultades de última hora impidieron la operación. La caja de ahorros optó por renunciar a la adjudicación en el plazo que tenía para pagarla.

Falta de acuerdo laboral

Pracesa, creada en 1956 en Lugo de Llanera (Asturias), entró en una grave crisis en 1975, como consecuencia de las dificultades de los sectores siderúrgicos y cerámicos, de una política errónea de inversiones y del sostenimiento de unas costosas oficinas en Madrid. Esta situación culminó en cierre en noviembre de 1978. En el desenlace tuvo una influencia destacada la deserción de las multinacionales Kerachemi, alemana, y Sper, francesa, que retiraron su capital. La plantilla de Pracesa, empresa dedicada a la producción de materiales cerámicos y químicos para la protección antiácida, la componen doscientos trabajadores.