"He llegado a obtener veinticinco barriles de petróleo por cada hectárea de euforbias"
Nadie podrá negar a Melwin Calvin, norteamericano, Nobel en 1961, de discreta presencia, estrechamente acompañado de su esposa y colaboradora, que es una de las pocas personas en las que podría estar depositado el futuro de la humanidad. A Calvin, un día en su hogar de Califórnia le faltó aceite para el coche y no tuvo, otra ocurrencia que ingeniárselas por su cuenta para que en el futuro ello no le volviera a suceder. Se propuso obtener «su» propio carburante para evitar estar a expensas de la voluntad de los árabes. Hoy utiliza el «petróleo verde» que él mismo fabrica. El nuevo combustible lo obtiene a partir de una planta, Euphorbia lathyris, de la que se conoce en Canarias la especie popularmente denominada Tabaiba. El químico estuvo en Tenerife para clausurar, con una charla sobre su revolucionaria investigación, el XII Simposio Internacional de la Química de los Productos Naturales, de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC).
Pregunta. Profesor, ¿dónde realiza usted sus investigaciones?Respuesta. El análisis químico lo realizo en la universidad donde trabajo. Primero, mi esposa se dedica a seleccionar y cuidar las semillas que plantamos en un rancho de California. El resultado de esa tarea es la fuente de mi estudio.
P. ¿Confía en las plantas como la fuente energética del futuro?
R. Es difícil contestar de forma categórica sobre ese tema. Mis estudios podrían dar, con el paso del tiempo, varias respuestas en ese sentido. Lo que sí creo desde ahora es que serán una gran ayuda para la solución de la crisis energética. que se nos avecina.
P. ¿Por qué razón se decidió usted por las euforbias como base de la investigación?
R. Fue como consecuencia de un proceso de selección. Examiné más de 2.000 especies botánicas y al final me quedé con las euforbias por poseer una emulsión líquida que contiene una tercera parte de aceite y el resto de agua. Esta composición se adecuaba al propósito de mi proyecto químico.
P. Se ha llegado a decir de usted que es el padre de las «plantaciones de petróleo», un término de reciente acuñación que podría definir la era del futuro.
R. Efectivamente (sonríe), se ha comentado que a los pozos petrolíferos los sustituirán grandes cosechas de euforbias, de las que se podrá obtener carburante. No deja de ser original la idea.
P. ¿Qué clase de euforbia es la que usted utiliza actualmente?
R. Estoy trabajando con una especie que encontré en Arizona cuyo origen es norteafricano. Anteriormente había observado otras doce especies. De cualquier manera, la composición química de una especie a otra no varía en el mismo género, salvo en aspectos muy particulares. Con motivo de mis viajes por el extranjero he comprobado, como en el caso de Canarias, que las euforbias están extendidas por todo el mundo.
P. ¿Estas euforbias canarias han despertado algún interés para su investigación?
R. En la excursión que realizamos en Tenerife, un día del simposio, mi mujer y yo elegimos dos especies que se dan en las islas: la Canariensis y la Regis jubae, como candidatas para mis ensayos.
P. Por lo pronto, en la Península está en marcha un plan agroenergético que usted conoce personalmente porque fue invitado a España en fecha reciente con tal fin. ¿Qué opinión le merece dicho programa?
R. Efectivamente, visité España hace dos meses y pude conocer lo que se está haciendo. De momento están utilizando las mismas especies con las que yo trabajo, aunque me imagino que en el futuro se dedicarán a otras diferentes a las mías. Creo que la investigación va por buen camino y que dará resultados positivos.
P. ¿Sería posible realizar en Canarias este mismo tipo de plantaciones?
R. En mi recorrido por Tenerife he visto montes naturales de la especie Regis jubae. Aunque la principal dificultad para las islas seria la escasez de terrenos. Podrían reservarse zonas para tales cultivos y enviar las cosechas a una industria transformadora, que posiblemente no sería factible instalar aquí por problemas de coste.
P. Profesor, ¿usted ya ha obtenido petróleo de las euforbias?
R. Efectivamente. No sólo he conseguido petróleo, sino otros derivados de uso industrial, como los plásticos.
P. En California, por ser su campo de acción, ¿qué proporción existe entre las euforbias que se han de plantar y la capacidad de petróleo que se obtiene?
R. En el sur de California, con plantas silvestres, sin mucho refinamiento, he llegado a obtener una producción de veinticinco barriles de petróleo por cada hectárea de euforbias. Al mismo tiempo he extraído la misma cantidad de barriles de alcohol a partir de los azúcares que contienen dichas plantas.
P. ¿Ha sido comercializado ya su experimento?
R. No, en absoluto, aunque ya hay varias compañías multinacionales norteamericanas que se han interesado por mis investigaciones con fines industriales.
P. ¿Y los árabes se han preocupado de su invento?
R. Pues sí. Son conscientes de que sus recursos petrolíferos se están agotando y hay que pensar en nuevas fuentes energéticas.
P. Con la aplicación industrial de su invento, los desiertos dejarían de ser estériles y se convertirían en la nueva fuente generadora de energía mediante las «plantaciones verdes» de que se habla.
R. Sin lugar a dudas. Pero yo no plantearía el tema de ese modo únicamente. En mi opinión, no se debe emplear para este fin ningún terreno que pueda tener otra utilidad más imprescindible para el hombre, o sea, para la producción de materias alimenticias.
P. ¿Tendría algo que aportar el Tercer Mundo en este sentido?
R. Por supuesto. Al Tercer Mundo le tocaría jugar un papel fundamental en el desarrollo de mi proyecto.
P. ¿Ha tropezado su investigación alguna vez con la oposición de los ecologistas?
R. De momento, no. Para mí, ya lo he dicho, es muy importante no hacerle la guerra a la producción alimenticia, vital para el ser humano. De otra parte, estimo que esta solución es mucho mejor que otras que se nos ofrecen, como la nuclear y la del carbón.
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