El Rey invoca la unidad y la paz de los pueblos

«Estad seguros de que España dará cuanto pueda para que toda integración sea el cumplimiento del sueño hispanoamericano. Para ello es necesario, sobre todo, que renazca la paz en todas nuestras tierras; cese de una vez tanta sangre inútil, acabe la violencia vesánica. Impidamos que el odio se enseñoree de nuestros pueblos. No dejemos que sobre nosotros se siga proyectando la sombra de Caín», afirmó el rey Juan Carlos, en la parte final del discurso pronunciado el domingo en el aula magna de la Universidad de Valladolid, dentro de los actos conmemotrativos del Día de la Hispanidad.« En la unidad y en la paz está la verdad de nuestro porvenir, y no olvidemos que, como decía Vasconcelos, la América española es lo nuevo por excelencia; novedad, no sólo de territorio, también de alma. Y nosotros tenemos fe, fe infinita, en esa alma de América, madre de nuestro futuro», concluyó don Juan Carlos, que fue largamente aplaudido y cuya intervención fue elogiada por los representantes de las diversas formaciones políticas que acudieron al acto.

Antes de abordar estos temas, el Rey se refirió a la importancia y significación de Valladolid, «ciudad», dijo, «que, tal vez en grado máximo, nos muestra las obras más esplendorosas del arte isabelino y en la que vivieron sus últimos días tanto Cristóbal Colón como Miguel de Cervantes». Posteriormente centró su alocución en la necesidad de unidad y paz, y, para ello, se apoyó en dos fechas históricas: el 2 de enero y el 12 de octubre de 1492; o sea, la toma de Granada y el descubrimiento del nuevo mundo.

El Rey, que citó en su discurso a MaIraux, Octavio Paz, Bolívar y Sánchez Albornoz, aseguró que «ningún español de mi generación se empeñará en ocultar, y, lo que es peor, en ocultarse a sí mismo, las sombras que pueden oscurecer el período colonial de la historia de los países americanos. Pero, si queremos ser honrados, tenemos que reconocer que España llevó a América un orden universal».

«Un día, vuestros pueblos», señaló el Rey dirigiéndose a los miembros del cuerpo diplomático latinoamericano, «llegaron a madurar y por todo el continente resonó la palabra mágica de libertad. Desgraciadamente, junto a la libertad llegaron las guerras civiles con su cohorte de ruina, desolación y fraccionamientos infinitos. Vuestro Bolívar, nuestro Bolívar (me gusta repetir que nuestros conquistadores son vuestros, como nuestros vuestros libertadores) soñó el sueño de la unidad americana. Sueños proféticos. Los sueños de unidad nunca son sueños perdidos cuando los pueblos que sueñan, aunque vean esa unidad amenazada o rota, han sido fraguados, como es vuestro caso y el nuestro, en un anhelo de universalidad y en una fortísima conciencia de comunidad».

Recepción en el ayuntamiento

Antes del acto académico, los Reyes de España, que llegaron a Valladolid acompañados por los ministros de Asuntos Exteriores, Cultura y Universidades, inauguraron la exposición dedicada a la imprenta en América, e instalada en la casa museo de Colón. Más tarde, y siempre arropados por las ovaciones de los miles de vallisoletanos que se dieron cita en las calles de la ciudad, fueron recibidos en el ayuntamiento. Desde el balcón de la casa consistorial, Sus Majestades saludaron a las 20.000 personas que se hallaban en la plaza Mayor y aceptaron la invitación, cursada por el alcalde de la ciudad, para que visiten oficialmente la región castellano-leonesa.