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Excrementos de vacas y cerdos, generadores de energía rentable

A partir de ahora, las vacas y los cerdos españoles no sólo producirán leche o carne. Producirán también energía. Petróleo, en definitiva. Y, curiosamente, con tecnología exclusivamente nacional. El pasado día 2 fue presentada a los medios informativos la planta piloto de Lerma, en Burgos, para la obtención de gas metano mediante un tratamiento bacteriológico del estiércol de animales estabulados. Su producción actual se aproxima a los 35 mil de gas diarios, utilizando tan sólo los excrementos de veinticinco vacas. Una cabeza porcina, por el mismo procedimiento, produce todos los días 0,3 kilovatios/ hora de energía eléctrica y 450 kilocalorías. Unas cifras que aseguran la rentabilidad del proceso, incluso en instalaciones de mayor envergadura.

Se trata de un sistema para la obtención de gas metano, mediante un proceso de fermentación anaerobia (en ausencia del aire) del estiércol procedente de animales estabulados, especialmente vacas y cerdos.El fundamento del proceso es crear unas condiciones ambientales en un recinto cerrado, en el que ciertos microorganismos, capaces de utilizar la sustancia orgánica presente en las deyecciones de estos animales, puedan vivir y multiplicarse; transforman esa sustancia en gases como el metano (CH4) anhídrido carbónico (C02) y otros, que constituyen lo que se conoce como biogás combustible. En esta fermentación anaerobia colaboran varios tipos de bacterias, unas transformando la sustancia orgánica en «ácidos grasos» y otras -llamadas metanógenas- que completan el proceso produciendo metano.

El purín (masa resultante de la mezcla de deposiciones, orin y aguas sanitarias) pasa, mediante cintas transportadoras subterráneas, hasta un depósito homogeneizador. No se criba el excremento ni se toca. Mediante una bomba dosificadora, esta masa se lleva hasta un depósito central, provisto de cámara de gas y aislamiento, donde se realiza la fermentación Propiamente dicha (digestión).

Según disminuye el volumen de purín, el homogeneizador repone al digestor la masa orgánica necesaria para mantener la proporción de 2/3 (una tercera parte queda ocupada por el gas). Pasan unos doce días desde que el purín entra en el digestor hasta que se convierte en gas.

El residuo final del proceso, una vez separado el metano, es un producto con muy poca demanda biológica de oxígeno y, por tanto, muy poco contaminante. Sin embargo, mantiene todos los valores nutrientes del estiércol original, razón por la cual se utiliza posteriormente como un magnífico fertilizante. Este residuo puede ser igualmente- almacenado (decanta muy rápidamente y puede ser separado del agua), puesto que no se ve fácilmente afectado por procesos de descomposición.

Rendimiento energético animal

Esta planta experimental ha sido instalada en los terrenos de la firma Bascones del Agua, SA, cerca de Burgos, financiada totalmente por Aplesa. La unidad construida permite tratar el estiércol de veinticinco cabezas de ganado vacuno (quinientos kilos) o equivalente. Es, por tanto, una unidad pequeña.Sin embargo, Aplesa tiene ya proyectadas dos plantas para el tratamiento del estiércol equivalente a 20.000 cerdos (una de ellas quedará instalada en la misma granja burgalesa).

Teniendo en cuenta que cada cerdo produce diariamente unos diez litros de purín, esa granja-tipo originaría unos doscientos metros cúbicos diarios de esta sustancia. Como ésta ha de permanecer unos doce días en el digestor, éste necesita al menos una capacidad de 2.200 metros cúbicos.

Según los resultados obtenidos por Aplesa en esta planta experimental, un metro cúbico de digestor produce a diario 1,5 metros cúbicos de gas metano. Por tanto, saldrían del digestor todos los días unos 3.300 metros cúbicos de gas. Según estos mismos cálculos, un metro cúbico de purín, después de doce días y a 1,5 metros cúbicos de gas de rendimiento, produciría dieciocho metros cúbicos de metano.

Teniendo en cuenta que un metro cúbico de gas produce 5.500 kilocalorías, esa granja tipo obtendría 18,15 millones de kilocalorías, que equivalen a unos 6.000 kilovatios/hora diarios y a unos nueve millones de kilocalorías (energía térmica). Esa producción de gas equivale a unas 700 TEP (toneladas equivalentes de petróleo anuales). Se puede decir, de este modo, que cada cerdo adulto generaría diariamente, tan sólo con sus excrementos, una energía eléctrica de 0,3 kilovatios/hora y 450 kilocalorías.

Una vieja fórmula

En base a estos resultados, el ahorro energético de una de estas granjas asciende a casi los diecisiete millones de pesetas en un año, teniendo en cuenta los actuales costos de la energía. Como el precio de una de esas plantas asciende a sesenta millones de pesetas, serían necesarios aproximadamente unos siete años para ser amortizadas (intereses incluidos).El proceso seguido en esta planta experimental no es nada nuevo. Ya la aplicó Luis Pasteur en 1883; incluso los experimentos realizados por el científico francés en el último tercio del siglo pasado verificaron la posibilidad de obtener en una planta dos o tres metros cúbicos por animal y día. Y para disipar cualquier duda sobre la viabilidad del proceso, en 1894 se utilizó el gas producido en determinado proceso de fermentación anaerobia para iluminar una calle de Exeter (Gran Bretaña). Casi todos los países europeos aprovechan los excrementos de animales estabulados con fines energéticos.

Las posibilidades de aplicación del gas obtenido por este método le confieren un futuro prometedor, sobre todo en un sector -el agrícola- que representa aproximadamente el 10% del consumo energético nacional. España cuenta actualmente con 4,5 millones de cabezas de ganado bovino y unos once millones de porcino; en el caso hipotético de que a toda esta cabaña se le procesara el excremento, podrían producirse más de cuatro millones de metros cúbicos de gas diarios, equivalentes a 2,5 millones de kilos de gasóleo y a casi 3.000 TEP.

Y como aplicación directa de la energía obtenida, dentro de la propia explotación, las posibilidades son también grandes. El gas obtenido, previamente almacenado en un gasómetro, se transforma en energía útil mediante un proceso de combustión. Puede ser utilizado, por tanto, para calefacción en las naves de cría, secaderos, riegos por aspersión, invernaderos, instalaciones de agua caliente sanitaria, etcétera, e incluso se ha experimentado ya su utilización en vehículos agrícolas (movidos con botellas de este gas, debidamente comprimido).

En el acto de presentación de esta planta experimental de biogás, el presidente de Aplesa, Rafael Kindelán, aseguró que la perspectiva de agotamiento del petróleo en veinte o veinticinco años obliga a buscar energías alternativas, pero que, mientras tanto, es necesario ahorrar la existente. Y se mostró atónito ante el despilfarro que hacemos de ella los españoles y la falta de conciencia y responsabilidad del Gobierno al respecto: «Hasta ahora», dijo, «nuestros gobernantes no han hecho nada práctico para ayudar a los usuarios a cumplir con su deber nacional de reducir el consumo».

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