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La mala suerte y una "jaimitada" de Juanito derrotaron al Madrid

El Madrid sufrió en Sarriá su segunda derrota del campeonato. Si en Sevilla perdió por su mal juego en Sarriá fueron la mala suerte y una jaimatada de Juanito las causas de su derrota. El Español fue me nos equipo que el Madrid durante casi todo el encuentro, alcanzó sus goles a la salida de dos faltas y ape nas llegó a puerta. El Madrid hizo un bonito segundo tiempo y mereció más.Como en Sevilla (y este fue el único parecido entre los dos en cuentros), el Madrid careció en Sarriá de delantera. Santillana se echaba hacia atrás para abrir hue cos y Juanito y Del Bosque metían balones largos, pero no había cas nadie que fuera por ellos. Stielike y Angel tenían que batirse con dureza en la media con Molinos y Carreño y casi nunca estaban para ganar la línea de fondo en busca de esos pases; toda la ofensiva del Madrid quedaba reducida a la velocidad del irregular Cunningham, un hombre que suele necesitar de muy especiales condiciones para rendir. Un suelo lleno de baches y con la hierba muy alta no es el escenario ideal para sus diabluras, y entre eso y que anda algo constipado, apenas aportó nada. Si el Madrid salvó algo la cara en el aspecto ofensivo en la primera parte fue gracias a las subidas de los laterales (en especial Camacho, al que Benito lanzó tres veces con mucha precisión por la banda izquierda) y a una de Gallego, que, tras un túnel a Escalza en el borde del área, se plantó en el área chica y ahí se equivocó al ceder hacia el centro en lugar de tirar a puerta.

El Español, con un Morel torpón y Roberto y Marañón bien sujetos, no tenía tampoco nada en el ataque. El buen trabajo de Urbano en la media y la brega de Carreño y Molinos no bastaban para que el equipo diera sensación de peligro. El Madrid, con lo poco que hacia en ataque, creaba las mejores ocasiones, gracias, sobre todo, a la inseguridad de Urruti en las salidas, pero cuando ya se bordeaba el descanso el Español se encontraba con su primer gol, a la salida de una falta y tras mano de Dei Bosque.

Salió con ganas el Madrid en la segunda mitad. Para su suerte, Urízar no vio una mano, posiblemente voluntaria, de Benito en el área, y el Español, con la corta ventaja del único gol, se encogió y fue desapareciendo paulatinamente del campo. A los doce minutos de esta continuación se produjo una falta violenta de Verdugo sobre Juanito y el madridista se revolvió desde el suelo para agredir al defensa. El árbitro le perdonó la roja y amonestó a ambos. Al saque de esta falta, el balón fue dirigido hacia esta pareja, y al despeje de Verdugo Juanito opuso un plantillazo con bastante mala uva. El árbitro señaló la falta (en la que cabía nueva tarjeta para Juanito) y el extremo protestó ostensiblemente. Esta vez sí le cayó la segunda tarjeta, y el Madrid se quedó con diez hombres.

Pero, como decía H. H., el Madrid jugó mejor con diez que con once. Se echó adelante, sin miedo a la derrota, e hizo uno de esos derroches de fuerza y coraje que le han hecho célebre. Ahí es donde radica la diferencia con el partido de Sevilla, en el que los madridistas se dejaron sacrificar como corderos. Para dar más fuerza al ataque se fue Angel y dejó su puesto a García Hernández, Gallego prodigó sus salidas al ataque y Benito se fue en busca de los centros altos. A la salida de un córner, Del Bosque conseguía, a veinte minutos del final, el empate. No se conformó el Madrid y siguió al ataque, arrinconando al Español. En los locales, sólo Roberto mantenía el tipo y llevaba peligro en los contraataques, con su estilo desgarbado y marrullero. Parecía que caería el segundo gol madridista de un momento a otro, cuando una mano tontorra de Del Bosque en el centro del campo dio lugar al tanto españolista, con participación decisiva de Roberto, que cedió bien de cabeza a Verdugo (el hombre que andaba solo desde que se marchó Juanito) y apagó las ilusiones del Madrid.

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