Veintiseis mujeres muertas, al parecer, a consecuencia del uso de tampones Rely

Una extraña enfermedad, denominada síndrome de choque tóxico, ha provocado ya la muerte de veintiséis mujeres americanas en los cinco últimos años y afectado en lo que va de éste a 299 mujeres más. Las últimas investigaciones han mencionado los tampones Rely, de uso común en Estados Unidos, como favorecedores de dicha enfermedad, por lo que la FDA (agencia federal americana para la alimentación y los medicamentos) recomienda, en un comunicado hecho público el pasado miércoles, no utilizar dichos tampones.

El síndrome de choque tóxico afecta principalmente a mujeres jóvenes, y provoca alta fiebre, vómitos, diarrea y rápido descenso de la presión sanguínea, a causa de la infección bacteriana producida, según parece, por el uso de tampones. Ya hace un mes que las autoridades médicas estadounidenses advirtieron la relación entre la enfermedad y el uso de tampones, pues el 95% de esas 299 mujeres han sido afectadas durante el período menstrual. Un posterior y más profundo estudio de los casos ha puesto en evidencia la directa relación del tampón Rely con los casos presentados.La reacción de la empresa fabricante, Procter and Gamble, fue la de retirar el lunes pasado del mercado sus tampones Rely, «para evitar controversias». Al día siguiente, Robin Spooner, una joven de dieciséis años, que hace el número veintiséis de la lista, murió a consecuencia de dicha enfermedad. En un hospital de San Luis, otra muchacha de diecisiete años permanece en cuidados intensivos aquejada por el mismo mal, y los médicos han manifestado que puede ser salvada gracias a la publicidad del caso de Robin. Las familias de ambas han asegurado que las afectadas usaban los tampones Rely.

El director de asuntos corporativos de Procter and Gamble España, SA, Luis Fernández, ha declarado a EL PAIS que «lo primero que debe saber el público español es que nosotros ni producimos ni vendemos tampones en Europa». Estos se empezaron a comercializar en Estados Unidos, en pequeña cantidad, en 1973, y sólo desde el año pasado se venden en todo el territorio nacional. «Mucho antes del año 1973», añade el señor Fernández, «se hicieron las correspondientes investigaciones sobre la seguridad de nuestro producto; pero, a causa de toda esta equívoca publicidad sobre el síndrome, la empresa comenzó nuevas investigaciones en junio de este año. Se ha comprobado que nuestros tampones no contienen estas bacterias ni sustancias que fomenten su desarrollo, pese a lo cual, dadas las continuas menciones a nuestra marca, Procter and Gamble ha dado un paso sin precedentes al retirar voluntariamente los tampones del mercado. Creemos, no obstante, que ha habido una gran confusión sobre el tema. Respecto a la enfermedad, la incidencia de nuestro producto es muy pequeña (tres por 100.000), y lo que en realidad demuestran las investigaciones es que el uso de cualquier tampón puede ser peligroso».

Sin embargo, el doctor Cortés Prieto, ginecólogo del centro Ramón y Cajal y presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, piensa que «la única causa posible de esta enfermedad es que un determinado tampón tenga un defecto inherente o con la preparación del tejido que lleva o con la manipulación posterior. Porque un tampón preparado y manufacturado con las debidas precauciones no tiene por qué producir ningún trastorno grave. Es verdad que una mujer que usa tampones tiene más facilidad para tener infecciones que la que no los usa; pero son siempre infecciones triviales, sin ninguna importancia. Y esto es así por el mero hecho de la introducción del tampón; son agentes externos, nunca algo inherentes al mismo ».

En las próximas semanas se espera que las investigaciones lleguen a conclusiones más esclarecedoras sobre esta enfermedad, que, según definición del doctor Cortés, es una «infección generalizada de todo el organismo con caracteres tales de virulencia que pueda producir la muerte».