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Eanes culpa a Sa Carneiro de desencadenar la crisis de la policía

Las diferencias surgidas entre el Gobierno de Sa Carneiro y el alto mando del Ejército portugués acerca de las competencias respectivas del ministro del Interior y del comandante en feje de la policía, se han saldado, de momento, con la dimisión del general Lopes Alves, comandante en jefe de la Policía de Seguridad Pública (PSP), y de algunas decenas de oficiales del Ejército de Tierra en servicio en esta fuerza policial.Al aceptar la solicitud de dimisión del general Lopes Alves, el general Ramalho Eanes ha elogiado, en su calidad de jefe de Estado Mayor General de las FFAA portuguesas, «la ética» y la dignidad de aquellos oficiales que entendieron no poder seguir en el ejercicio de sus funciones, después que el Gobierno tuviese «cuestionado la independencia y la imparcialidad» del escalón jerárquico de la PSP.

El general Eanes estima de la mayor gravedad la situación creada en la fuerza policial, en plena campaña electoral, en la que se exige mayor vigilancia para garantizar la seguridad pública y el respeto de las reglas democráticas, por lo que pidió al general Lopes Alves y a los oficiales dimisionarios que permanezcan en sus puestos hasta que el Gobierno encuentre una solución adecuada. El comunicado presidencial recomienda al Gobierno que indique rápidamente el nombre de un oficial que pueda aceptar, en las presentes circunstancias, asumir el mando de la PSP.

Son muchas las claves propuestas por los comentaristas políticos para la interpretación de este caso, que monopoliza hace varios días la atención de la Prensa portuguesa.

La primera interpretación es que se trata de un nuevo incidente en la guerra permanente entre el Gobierno de centro-derecha y el presidente Eanes, para privar a éste de sus «hombres de confianza», como el comandante Aparicio, de la policía de Lisboa, cuya destitución por el ministro socialdemócrata del Interior, valiéndose de una circunstancia especial y contra la voluntad del comandante en jefe de la PSP, estuvo en el origen del conflicto.

Para la oposición, y concretamente el Partido Socialista, que se solidarizó públicamente con el general Lopes Alves, el Gobierno intenta controlar las fuerzas del orden en un proceso de limpieza, ya operada en otros sectores delicados, como la información y el alto aparato del Estado, y de las empresas públicas.

Finalmente, y tal vez más profundamente, está en entredicho la relación entre el poder civil y el poder militar, al querer hacer sentir el peso de la autoridad del Gobierno sobre mandos militares colocados en el Ministerio del Interior, el gabinete de Sa Carneíro puede haber exorbitado sus pretensiones: es dificil para cualquier mando militar, aun el más acérrimo defensor de la obediencia del poder civil, aceptar que un representante del Gobierno pase por encima de su autoridad para destituir a uno de sus subordinados directos. Significativamente, el teniente coronel Oliveira Marqués, considerado muy próximo del general Soares Carneiro, candidato presidencial de Alianza Democrática, no aceptó su nombramiento por el ministro del Interior a la dirección de la PSP de Lisboa, en sustitución de Aparicio, sin el acuerdo formal del comandante en jefe de la PSP.

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