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Cuatro mil trabajadores madrileños perdieron su empleo durante las vacaciones

A la vuelta del período de vacaciones, más de 4.000 trabajadores madrileños se encontraron con la angustiosa sorpresa de que habían perdido su empleo o estaban a punto de perderlo. Las cifras del paro en Madrid no se conocen en toda su crudeza, en primer lugar, porque las estadísticas de la Administración se dan a la publicidad con mucho retraso y, segundo, por múltiples tri quiñuelas ayudan a disimular el alcance real del problema. Las cifras de las centrales sindicales, sólo estimatorias, estiman la existencia de más de 200.000 parados en la actualidad y presagian casi 250.000 para principios de año. Aunque sin concretar números, también los empresarios presagian un futuro negro para este otoño. Mientras tanto, las conversaciones con la Administración para transferir recursos económicos a Madrid se eternizan desde hace meses.

Cuatro meses después de concertado el plan de urgencia contra el paro entre CC OO y UGT, las medidas planteadas como perentorias siguen siendo las mismas: transferencia de 2.000 millones de pesetas para el empleo industrial, extensión del subsidio a todos los trabajadores, cobertura al máximo de la Seguridad Social a los que carecen de ella, modificaciones de los decretos gubernamentales que regulan, con un sentido restrictivo, los incentivos para paliar el desempleo juvenil y de los mayores de 45 años, y nueva orientación del decreto de colaboración entre el Instituto Nacional de Empleo y los ayuntamientos.La mejora de ambos decretos estaba prevista para septiembre y, aunque están ya redactados, no se han aprobado oficialmente y ni siquiera son conocidos por las centrales, que sospechan que puedan quedar paralizados al menos hasta que el nuevo ministro tome tierra y en caso de que decida respetar los compromisos contraídos por su antecesor.

Centrales sindicales y empresarios coinciden en el previsible aumento del desempleo en este otoño, aunque tengan distintos puntos de vista sobre las causas del fenómeno y el orden de prioridad en las soluciones. Para Salce Elvira, responsable de empleo en CC OO, el Gobierno no ha demostrado preocupación real por la creación de nuevos puestos de trabajo. Por su parte, las empresas parecen haber acudido a la táctica de deshacerse de los trabajadores fijos y sustituirlos gradualmente por eventuales, lo que disminuye sus costes de personal, pero aumenta la inseguridad en el empleo y la solidaridad entre trabajadores de ambas categorías. Salce Elvira analiza las consecuencias de la puesta en vigor de la ley básica de Empleo, que prevé la reducción del período de cotización y, en su opinión, institucionaliza la eventualidad. El panorama sombrío madrileño se agrava por la circunstancia de que en estos días acaba el subsidio de miles de trabajadores arrojados al paro en la oleada de crisis empresariales de principios de 1978, de los que la gran mayoría, sobre todo los de edad más avanzada, no han conseguido otro empleo en estos dieciocho meses.

Por su parte, la Confederación Empresarial Independiente de Madrid (CEIM) señaló a EL PAIS su preocupación «por las características del primer semestre de 1980, reflejadas en el aumento de costes, disminución del ritmo de actividad y debilidad de la demanda», que no se espera que varíen sustancialmente en este otoño. La nota señala que un 70% de las empresas han visto bajar su cartera de pedidos en relación a 1979, mientras que el 90% ha visto aumentar sus costes de producción. Sumado al alza de la presión de los impuestos municipales y al alto nivel de atracos sufridos por comerciantes e industriales, «las perspectivas no son precisamente halagüeñas de cara a los próximos meses y, desafortunadamente, no se puede estimar que las cifras del paro disminuyan». La nota afirma también que la CEIM realizará todos los esfuerzos posibles para ayudar a resolver esta situación.

Casos graves y sectores más fectados

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Así las cosas, los datos recogidos en la secretaría de empleo de CC OO cifran en casi un cuarto de millón de parados los existentes actualmente en Madrid, con una tendencia imparable al crecimiento. Los casi 4.000 desempleados más citados anteriormente son sólo los recogidos por CC OO, lo que significa que habrá seguramente más que no hayan acudido a los servicios de dicha central. Entre ellos hay casos de especial gravedad, como el de los trabajadores de Nuevas Gráficas, empresa muy estable hasta ahora, cuyos empleados sobrepasan casi en su totalidad la edad de 45 años, y muchos de ellos llevan casi cuarenta trabajando en la empresa, o la amenaza de cierre de todos los centros a nivel nacional de Woolworth, que supone quinientos parados más de un golpe.Los sectores más afectados por la crisis serían los de la construcción (también citado como de especial gravedad por la CEIM), en el que no se aprecia signo alguno de relanzamiento; el del metal, en sus dos subsectores de montaje y gama blanca (electrodornésticos); el textil (en un par de años han desaparecido muchas empresas «fuertes», como Sanclair, Santa Clara, Joard o, Clamide, etcétera, y la tendencia parece ser continuar el cierre de talleres de confección y ofrecer el trabajo a muchachas de pueblos de la provincia, no sindicadas y que aceptan peores condiciones laborales y remuneraciones más bajas). El otro gran sector afectado sería el de artes gráficas, muy tocado por sus estructuras arcaicas y la necesidad de la reconversión tecnológica, de la que el primer anuncio grave de lo que se avecinaba fue la crisis de Hausser y Menet.

En otros casos, sobre todo en las empresas donde la posibilidad de conflictos importantes desaconsejaba la crisis y los despidos masivos, la táctica ha sido diferente. Huarte, por ejemplo, ha despedido en estos- dos años a más de 1.500 empleados de,cificinas y talleres, casi uno a uno, incluso ofreciéndoles el traslado a sus factorías de Latinoamérica, con el despido voluntario en caso de no aceptarlo.

La ceremonia de la confusión

En una situación en la que las cifras económicas y del desempleo llevan una marcha galopante, sorprende -o tal vez ésa sea precisamente la causa- la maraña burocrática y la lentitud con que se confeccionan las estadísticas oficiales. Las últimas facilitadas a las centrales, supuestamente los interlocutores válidos de la Administración en los asuntos laborales, son de mayo de este año, y cada vez son menos fiables, según expresión de Salce Elvira. Los datos del INEM no coinciden con los de la Encuesta de Población Activa (EPA), dependiente del Instituto Nacional de Estadística (INE). El caudal de información facilitado por el INEM es cada vez más exiguo, y en este deseo de ocultación de datos se inscribe el hecho de que las centrales aún no puedan participar orgánicamente en las delegaciones provinciales, a pesar de que ya existe elaborado un reglamento que regula dicha participación a nivel nacional.

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