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Cinco jugador de la Real Sociedad, en el primer equipo de Santamaría

Hoy comienza la era Santamaría. Hoy se inicia la fase final de preparación para el Mundial 82. La primera piedra de toque es Hungría, selección que no se encuentra en uno de sus mejores momentos, pero que atesora una gran tradición. El equipo húngaro que se enfrentará hoy a España puede considerarse también experimental. El seleccionador húngaro no sólo ha renovado considerablemente el equipo, sino que incluso ha tenido que echar mano de algunos suplentes. El mejor jugador de este país, Torocsik, se encuentra lesionado. España jugará con la alineación anunciada por Pepe Santamaría antes de salir de Madrid.

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La presencia de Santamaría al frente del combinado nacional ha supuesto, de entrada, una variación notable en el método preparatorio de los encuentros. No ha habido cambios entre los hombres que citó para el primer entrenamiento oficial y los que al final ha desplazado. Y además, cosa infrecuente en el fútbol nacional, se ha permitido anunciar a alineación titular con la debida antelación.El fútbol es el único espectáculo de masas que se permite un día tras otro para ocultar al público el nombre de los protagonistas. Semana tras semana vemos cómo los entrenadores ocultan hasta el momento del encuentro, bajo el pretexto de las tácticas, los nombres del elenco. En otro tipo de espectáculos, el público no admitiría al empresario la sorpresa. Incluso en los toros está reglaentada la posibilidad de que los espectadores devuelvan las locaidades cuando se ha producido na baja importante. En el fútbol sucede con frecuencia que muchos de quienes han soltado sus buenas pesetas por ver a determinado jugador se quedan con las ganas porque a última hora no se ha recuperado físicamente o no ha sido considerado por el entrenador como hombre idóneo para el partido. En el fútbol no puede llevarse a rajatabla la obligatoriedad de las alineaciones anunciadas, pero debería desterrarse esa falsaria actitud de determinados entrenadores que deliberadamente quieren jugar a engañar al contrario porque lo que en realidad hacen es despistar al espectador.

Pepe Santamaría se juega hoy en Budapest nada menos que un comienzo triunfal. La ocasión es propicia porque Hungría no tiene el equipo de otros tiempos. Por lo que se ha visto en los últimos años, Hungría mantiene un buen tono en lo que a calidad se refiere, pero sus jugadores han perdido la fe en sus propias posibilidades. Hay una cierta frialdad en el juego que desarrollan ahora los húngaros. Sus jugadores no tienen una gran capacidad de sufrimiento. Los hay capaces de realizar jugadas preciosas, pero impotentes a la hora de volver hacia atrás para intentar de nuevo controlar la pelota. Ese es, fundamentalmente, uno de los mayores fallos de este equipo que esta vez estará catapultado por Nyilasi, y que contará con ía experiencia de Balint y Kerecki en la defensa, así como con la efectividad del extremo zurdo Fekete, quien por cierto no será alineado desde el comienzo, porque los primeros minutos los disputará el veterano Nagy, a quien se dedica un pequeño homenaje de despedida al haber cumplido su partido internacional número veinticinco.

El equipo español presenta una novedad singularísima. Por vez primera formarán en la selección cinco jugadores de la Real Sociedad. Santamaría se ha inclinado por el bloque que mejores resultados ha obtenido en los últimos tiempos -entiéndase sin extranjeros-, y ello va a posibilitar el debú del centrocampista vasco Alonso, a quien Kubala tuvo siempre marginado. Santamaría le ha concedido una prueba de confianza. Alonso formará en una línea media realmente nueva, a pesar de que Zamora ya es un experto, y Joaquín ya hizo su presentación en la pasada temporada.

Santamaría ha mantenido el bloque defensivo de la Eurocopa con la inclusión de Celayeta en el lateral derecho. Para sustituciones en la segunda parte cuenta con Tendillo, el joven central valencianista cuyo futuro es cada día más esperanzador.

La gran incógnita de esta selección española está en el ataque. Morán ha sido designado para ocupar el ala derecha -otra de las grandes novedades- y Juanito, al menos en teoría, será el extremo izquierda. La combinación de entrada no parece demasiado eficaz, por cuanto el extremo madridista donde realmente se desenvuelve bien es en la derecha. Hay que confiar de cualquier manera, una vez más, en su indudable calidad, con la salvedad de que no debe permitírsele el que por razones de su desplazamiento natural se esconda en la línea de centrocampistas.

Hacía 55 años que España no jugaba en Budapest. El último encuentro fue disputado por un histórico equipo que encabezaba Ricardo Zamora, en una gira que resultó brillante para el fútbol español. Hace 55 años ganó aquí España, por un gol de Carmelo Goyeneche. Al cabo de más de medio siglo, la esperanza del triunfo se mantiene. Santamaría comienza su función en búsqueda del equipo idóneo para el Mundial. A partir de este momento, más que los resultados importará la creación de un equipo que pueda afrontar con dignidad el compromisio de 1982.

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