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La autonomía andaluza, clave para la confrontación del Gobierno y la izquierda

Andalucía va a convertirse en los próximos meses en uno de los principales escenarios de la confrontación entre el Gobierno y la oposición de izquierdas, y la cuestión andaluza será elemento decisivo en la lucha política de nuestro país. Estas son algunas de las conclusiones que se obtienen en medios políticos solventes de la región, tras el desarrollo del debate parlamentario originado por la cuestión de confianza planteada por el Gabinete Suárez.

La propuesta gubernamental de encauzar el proceso autonómico por el artículo 144 de la Constitución, concretada por el nuevo ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa -el inspirador, para muchos, del frenazo a la autonomía andaluza dictado en enero pasado-, ha sido acogida con satisfacción por la de recha empresarial e ideológica.Es evidente que la izquierda tradicional va a reaccionar con gran dureza en el tema autonómico, como respuesta al reforzamiento que la votación del jueves ha supuesto para el Gobierno, después de la soledad en que éste quedó tras la moción de censura presentada por el PSOE en la primavera. Socialistas y comunistas no dejarán pasar de largo la oportunidad de aparecer ante la opinión pública como defensores a ultranza de la voluntad popular expresada el 28 de febrero: la autonomía por el 151.

Presiones y movilizaciones

Ya antes de la moción de confianza el comité central del Partido Comunista de Andalucía (PCA) había anunciado su propósito de convocar movilizaciones populares en favor de la autonomía plena y la aplicación del plan de urgencia. Ahora, el secretario general del PSOE andaluz, José Rodríguez de la Borbolla, ha recordado que la democracia no consiste solamente en votar cada cuatro años, y que existen en la Constitución derechos que legitiman las acciones ciudadanas de presión al Gobierno. Ayer tarde se encontraba reunida en Córdoba la ejecutiva socialista para analizar la situación y preparar la estrategia del partido en el futuro inmediato. Hoy lo hará, en Sevilla, el comité regional de UCD. No obstante, la primera gran batalla autonómica tendrá un carácter institucional y su protagonista será el plenario de la Junta de Andalucía, convocado por la junta de portavoces para la próxima semana.En su actual composición, socialistas y comunistas disponen de una exigua mayoría en el seno de la Junta: dieciséis votos (catorce del PSOE; dos, PCE) frente a quince (catorce de UCD, uno del PSA). En este contexto, tras la intervención de Rafael Escuredo en el Congreso de los Diputados, es seguro que el ente preautonómico como tal va a ratificar su exigencia de que la autonomía andaluza camine por la vía del artículo 151 y, en consecuencia, va a rechazar la oferta de UCD. Los partidarios del 151 son también mayoritarios en la Asamblea de Parlamentarios andaluces.

La estrategia del PSOE y PCE tendría también un objetivo importante para ambos partidos: desprestigiar la opción del PSA, haciéndole aparecer como aliado incondicional de la derecha y cómplice, pese a su proclamado nacionalismo, de una operación que, a juicio de comunistas y socialistas, tiende a vaciar de contenido las aspiraciones autonómicas de la región andaluza, además de ser de dudosa constitucionalidad (véase EL PAÍS de ayer). Por su parte, centristas y andalucistas pueden alegar su pragmatismo al encontrar una salida a la crisis, frente al maximalismo partidista del que acusarían a PSOE y PCE.

Al propio tiempo, la abstención del ex ministro Manuel Clavero Arévalo en la votación de confianza se interpreta como indicativo de una firme decisión de fundar por fin el partido nacionalista moderado, que anunció hace meses. Este partido sería competidor directo de UCD y PSA. Así lo manifestaron ayer a este periódico personas muy allegadas a Clavero, aunque matizando que hasta finales de octubre no se hará pública ninguna novedad importante sobre el tema. Es de destacar que precisamente en noviembre se celebrarán elecciones parciales al Senado en Sevilla y Almería.

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Una última clave de la problemática planteada es el incierto futuro del Plan de Urgencia para Andalucía (PUA). Su máxima fuerza está en el esfuerzo unitario de los cuatro partidos y en la declarada solidaridad del Gobierno con una UCD andaluza que necesita, a toda costa, restablecer su imagen. Si la cuestión autonómica divide frontalmente a los partidos en dos bandos, el deterioro va a afectar con toda probabilidad al éxito del PUA, que puede convertirse en un elemento más de confrontación entre sus firmantes, mientras la situación social y económica se hace insoportable por días.

La UCD granadina difundió ayer una nota en la que se avala la fórmula del artículo 144 y se afirma que «el partido, en ningún momento, ha cambiado de criterio en este tema».

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