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Muerte de José María Gil-Robles

El político democristiano, enterrado en la intimidad en Madrid

Al entierro del político democristiano asistieron sus familiares y algunos amigos, entre los que se encontraba el ex presidente del Congreso, Fernando Alvarez de Miranda y el ex dirigente de Izquierda Democrática Joaquín Ruiz-Giménez. Con anterioridad se celebró una misa córpore insepulto en el domicilio familiar, a la que asistieron su viuda, hijos y un reducido grupo de personas.La muerte le sobrevino a Gil-Robles a primeras horas de la madrugada del domingo. En el momento del óbito estaban junto al político democristiano su esposa, Carmen Gil-Delgado, y sus seis hijos. Ignacio Gil-Robles, hijo del fallecido, manifestó que el deseo de su padre era que el acto del sepelio se celebrara en la más estricta intimidad de la familia.

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Precisamente esta circunstancia motivó que la familia no diera a conocer la noticia de su muerte hasta varias horas después. Gil-Robles había sufrido el pasado mes de agosto un infarto de miocardio cuando se encontraba de vacaciones en Teruel, lo que motivó su ingreso en la residencia sanitaria de aquella ciudad.

En este centro sanitario le sobrevino un nuevo infarto, logrando superar ambas crisis. El 23 de agosto fue trasladado a la Clínica Ramón y Cajal, de Madrid, donde fue sometido, durante dos días, a un profundo chequeo, cuyos resultados fueron optimistas.

El 25 de agosto, Gil-Robles pasó a su domicilio de la capital de España, para continuar allí tratamiento bajo la vigilancia del doctor Cerezo. Sin embargo, el lunes día 8 sufrió una trombosis cerebral que, aunque le mantuvo con lucidez a lo largo de la semana, fue la causa de su muerte el pasado domingo.

A su regreso de Teruel, Gil-Robles reanudó sus actividades como escritor, publicando algunos artículos en la Prensa madrileña, y dedicó mucho tiempo a contestar cuantas cartas había recibido interesándose por su estado de salud.

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El lunes día 8, día que le sobrevino la trombosis, el político democristiano escribió por la mañana un artículo titulado Iniciativas irresponsables, que al día siguiente publicó Abc. En el citado artículo, el último de su vida, Gil-Robles rebatía la tesis, defendida por algunos sectores de UCD de una reforma constitucional, en sentido netamente presidencialista.

Conocida la noticia en la tarde de ayer, fueron numerosas las muestras de condolencia que llegaron al domicilio familiar de la calle de Velázquez, 3, produciéndose, en ocasiones, bloqueo en los teléfonos.

Entre las primeras personas que acudieron a la casa del político fallecido se encontraban los ministros de Justicia y de Defensa, Francisco Fernández Ordóñez y Agustín Rodríguez Sahagún, respectivamente, así como el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván. También hicieron acto de presencia numerosos políticos, muchos de ellos antiguos colaboradores de Gil-Robles en sus diferentes etapas en la vida política española y miembros de la abogacía, profesión que ha venido ejerciendo hasta el último momento de su vida.

Uno de los primeros telegramas en llegar al domicilio de Gil-Robles fue el de los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, quienes, dirigiéndose a su viuda, señalaron: «Con profundo sentimiento os expresamos nuestro sincero pesar por el fallecimiento del español ejemplar, que puso siempre su pensamiento en la Patria y tan destacado papel desempeñó en la política de nuestro país».

Juan de Borbón, a cuyo consejo privado perteneció, dijo que la muerte de Gil-Robles «ha sido una gran pérdida. Era una persona cuya opinión siempre merecía la pena escuchar», precisando que «era un hombre honrado y honesto en política, con el cual he tenido la satisfacción de colaborar durante varios años. Su paso por la política española ha sido muy importante».

Anoche se celebró en la parroquia de Monte Carmelo un funeral por José María Gil-Robles, al que asistieron sus familiares y numerosas personas, principalmente políticos y miembros de la abogacía.

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