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RELIGIÓN

Miret Magdalena analizó la relacíón de la ciencia con el problema de Dios

«A lo largo del siglo XIX surge una corriente cientifica atea poderosa que parecía iba a hundir la idea de Dios, pero, curiosamente, a primeros de este siglo cambia el signo de la ciencia y surgen una serie de científicos, especialmente físicos, que se han acercado al problema de Dios a través de su pensamiento científico», ha dicho en Santander el escritor y ensayista católico Enrique Miret Magdalena, que dictó una conferencia sobre «La existencia de Dios y la filosofía de la ciencia», en el curso Dios y sus criticos de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo.

Entre los científicos que se han acercado a esta problemática a través del pensamiento científico, Miret Magdalena citó en primer lugar a Max Planck, quien pensaba que la física no sólo no se oponía a la creencia de Dios, sino que podía favorecerla. Más tarde llega el período de la mecánica cuántica y la mecánica ondulatoria, que llevan al descubrimiento de la energía atómica, y cuyos promotores principales fueron en su mayoría creyentes.«No por ello», explicó también Miret Magdalena, «los creyentes pudimos cantar victoria, porque hacía los años sesenta surgió la filosofía analítica, que consideraba sin sentido todas las frases religiosas y, en particular, las referentes a Dios, pareciendo de nuevo que se venía abajo toda creencia en un ser superior. No obstante, en los últimos años, y dentro de la misma filosofía, hay una serie de pensadores que, estudiando lógicamente este problema, han descubierto ciertas bases racionales convincentes de la posible existencia de un Dios que sería algo así como lo más excelente que se puede pensar».

Refiriéndose al campo católico, señaló Miret Magdalena que ha habido intentos de unir la ciencia al problema de Dios con el paleontólogo Teilhard, que describió un proceso cósmico integral en cuyo principio y final se encontraba Dios.

Miret Magdalena afirmó también que «es necesario que los creyentes cristianos desarrollen las posibilidades que, respecto al problema de Dios, tiene la figura de Jesús. Este es un misterio de plenitud humana difícilmente explicable. Cuando se analiza bien, desde el punto de vista meramente humano, su humanidad resulta tan absolutamente humana que parece llevar las marcas de una trascendencia en su propia inmanencia. Ese es el sentido que hoy tendría la frase tradicional de "Jesucristo es Dios"».

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