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Era junio de 1940; una voz vibrante, poderosa y decidida despertó a los británicos del letargo y del pesimismo asegurando que los soldados del Reino Unido combatirían en las playas y en las montañas y que jamás se rendirían. Los oyentes creyeron que era la voz de Winston Churchill la que les convencía de que la crisis terminaría en victoria frente a las ansias expansionistas de Adolfo Hitler. Años después, en 1979, se reveló que aquella voz no era en realidad la de Churchill, sino la de un actor, Norman Shelley: el líder conservador no disponía de tiempo para acudir a la BBC y grabar el mensaje que debía ser radiado y que tantos efectos positivos tendría sobre la moral de los habitantes de Gran Bretaña. El actor tuvo que asumir el papel del jefe tory. Ahora, Norman Shelley ha muerto en Londres, su fallecimiento se produjo anteayer. La suya no fue una brillante carrera de actor, pero no quiso que terminara su vida sin que sus compatriotas supieran que él también fue un peculiar héroe de la guerra.
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