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Las relaciones entre España y la resistencia saharaui están en su peor momento

Tres meses después de que el Frente Polisario abordara al pesquero español Galgomar, al sur de Dajla (antigua Villa Cisneros), y detuviera a sus catorce ocupantes, las relaciones entre España y la resistencia saharaui pasan por el peor momento de su historia.El Galgomar está irreversiblemente encallado en un acantilado del Sahara y quince pescadores españoles -catorce del Galgomar y otro más del pesquero marroquí Cap Juby- continúan todavía «en algún lugar del desierto» en manos del Frente Polisario.

Son pocas las esperanzas de que estos pescadores sean puestos en libertad a corto plazo, y no sería extraño que, al ritmo que llevan los acontecimientos, permanezcan aún retenidos varios meses más.

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El pasado 25 de julio, después de varios sondeos previos, el embajador de España en Argel, José María Ullrich, acudió a la representación del Frente Polisario en la misma capital para entrevistarse con Omar Mansur, delegado de la resistencia saharaui en esa capital.

Según hemos podido conocer de fuentes diplomáticas, el embajador Ullrich, siguiendo las consignas marcadas por el Ministerio español de Asuntos Exteriores, advirtió a Mansur de que «se había llegado al límite de lo tolerable y que si insistían en su conducta (los responsables del Polisario) deberían aceptar las consecuencias».

Esta reunión Ullrich-Mansur fue seguida de una guerra de comunicados entre la Oficina de Información Diplomática de España (OID) y el Frente Polisario. De parte saharaui se mantenía que España había amenazado a los saharauis, mientras Espana negaba que los términos empleados por el embajador fueran amenazadores.

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Desde entonces, el problema continúa en punto muerto. La República Arabe Saharaui Democrática (RASD) cerró su representación oficiosa en Madrid, dejando encendido el contestador automático para recoger mensajes. Según fuentes saharauis, esta retirada es definitiva y se debe a que los representantes del Polisario estaban molestos por la continua vigilancia a la que les sometía la policía española.

Omar Mansur, representante del Frente Polisario en Argel, explica la acción contra el Galgomar, diciendo que, hasta el momento, se había evitado cualquier tipo de actuación «que pudiera perturbar el diálogo con España». (Habría que recordar que, en la primavera pasada, el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, recibió en su despacho de Madrid a Omar Mansur y a Salek Uld Salek, ministro de Información de la RASD.)

Pero, nos ha declarado Mansur, «como el diálogo con España era un diálogo de sordos, y como las promesas que fueron dadas a diferentes niveles no fueron respetadas -al igual que en tiempos de Franco y casi con las mismas palabras: "Tengan confianza en nosotros"-, capturamos a este pesquero que se encontraba en nuestras costas, como ya habíamos hecho anteriormente».

«Este pesquero», prosigue Mansur, «se encontraba en nuestras costas a pesar de las advertencias que hicimos previamente, en el sentido de que ningún barco podría entrar en nuestras aguas sin la previa autorización de la RASD».

"No tienen vergüenza"

«Ahora», prosigue el delegado del Frente Polisario en Argel, «el Gobierno español nos pregunta por qué defendemos la soberanía de nuestras aguas, cuando somos nosotros los que deberíamos preguntarles a ellos por qué nos están robando nuestras riquezas, por qué nos vendieron con los acuerdos tripartitos de Madrid de 1975 y por qué, en una palabra, no tienen vergüenza».Según Mansur, el Frente Polisario, en contacto con algunas personalidades y familiares de los pescadores del Galgomar, había permitido a éstos que escribieran cartas a sus familias. Estas cartas se encuentran todavía en Argel, después de que Mansur y Ulirich mantuvieran, el 25 de julio, aquella conversación de tan tormentosas consecuencias. Los saharauis afirman haber invitado al Gobierno español a que enviara un delegado para entrevistarse con los pescadores. Por su parte, fuentes diplomáticas españolas matizan que lo que proponía el Polisario no era una «simple misión consular», sino un reconocimiento de facto de la RASD. Según la diplomacia española, el Frente Polisario trata de forzar una negociación política del conjunto del contencioso de España y la RASD, manteniendo a los quince pescadores como rehenes.

La RASD afirma no haber puesto ninguna condición para liberar a los pescadores, Tan sólo dice querer seguir negociando. El litigio entre las diplomacias española y saharaui tiene como tema de fondo la cuestión de la pesca española en el banco sahariano. El Polisario muestra su indignación por el hecho de que España y Marruecos negocien sobre las aguas del Sahara. España, en cualquier caso, mantiene que, si bien no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el banco sahariano, sí acepta que es quien administra actualmente la ex colonia española.

Entre tanto, según fuentes diplomáticas españolas, prosiguen los intentos de mediación, a través de «amigos comunes».

De la solución de este difícil embrollo diplomático depende la puesta en libertad de los quince pescadores españoles.

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