Rupérez desea que el tema de Afganistán se trate en la Conferencia de Seguridad
«La continuación del diálogo Este-Oeste y el desarrollo del equilibrio en los tres sectores claves: el militar, el de la distensión y el de los derechos humanos, constituyen el suelo y el techo de lo que razonablemente se puede esperar de la Conferencia de Madrid», declaró a Efe el embajador jefe de la delegación española, Javier Rupérez.«En el haber de la reunión», afirmó Rupérez, «queda el acta final de la conferencia, un buen documento que intenta fijar unas normas de conducta para el diálogo Este-Oeste. Queda también un foro abierto de negociación y la constatación de que dos mundos, irreconciliables en buena medida, han llegado a la conclusión de la necesidad del diálogo. También es importante que el acta diga que no habrá distensión si no se tiene en cuenta la íntima vinculación existente entre los factores militar y político, el de cooperación, en su más amplio sentido, y, por supuesto, el concerniente a los derechos humanos».
«En el debe hay que contabilizar una cierta frustración producida por la convicción de que el acta no se respeta como debiera y también el hecho de que es evidente que para los países socialistas el acta de Helsinki es una norma de conducta aplicable en las relaciones Este-Oeste, pero no lo es para las relaciones bilaterales en el interior del bloque socialista».
Rupérez se declara partidario, en sus declaraciones a la agencia Efe, de mantener el diálogo con la Unión Soviética. Preguntado por la negativa soviética a tratar en la CSCE el tema de Afganistán, el jefe de la delegación española en la conferencia afirma:
«En el acta se dice y se repite que los principios de Helsinki serán aplicados no sólo en las relaciones bilaterales entre los firmantes, sino también entre estos y terceros países. La distensión no es parcelable y no se puede "aparcar" el problema. La pretensión de limitar el proceso al solo ámbito europeo es, pues, totalmente indefendible. Dicho esto, no hay que olvidar que la conferencia se basa en la idea del consenso, lo que lleva implícito el derecho de veto. Por ello, una posible resolución sobre el caso afgano no tiene el menor futuro.
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