Revisión sin amnistía

Dos letras para agradecer a EL PAIS el que nos haya brindado la posibilidad de rememorar el escarnio que supuso para la democracia la condena contra los miembros de la UMD, la situación personal de cada uno de ellos y el agravio comparativo que supone su caso a la vista de la «operación Galaxia».Creo que, pese a todo, no se ha ido al fondo del asunto, que es, tal como yo lo veo, mucho más amplio. Se trata no de aplicar una amnistía -que, en cualquier caso, bienvenida sea- a los militares que o bien cumplieron con su juramento de fidelidad a los poderes públicos legal y democráticamente constituidos o bien manifestaron sus opiniones, deseos y ambiciones, a fin de impedir un agravamiento de una situación que dio comienzo criminalmente. La solución de fondo no es sino la de la revisión de todos y cada uno de los procesos en los que se condenaron a los leales a sus superiores legales por el delito de rebelión y la revisión de aquellos que opinaban, en conjunción con los ideales, que, al menos formalmente, hoy parecen imperar, que la democracia pluralista es la única salida racional en el actual momento cultural a los problemas, y muy agudos por cierto, que el hombre y las sociedades modernos tienen ante sí planteados. La amnistía se da para olvidar. Y una cosa es perdonar y otra muy, pero que muy distinta, es olvidar. Y quien olvida puede volver a cometer los mismos errores.

Todo ello, por supuesto, al socaire de la reforma en profundidad, y no sólo táctica, de las Fuerzas Armadas, a fin de que también en su seno entren los aires democráticos como Pedro por su casa. Democracia, hay que recordarlo, no es votar cada cierto número de veces en la vida. Democracia es una forma de abordar los problemas. Y, hasta el momento, la más racional y la menos ominosa. Y sin justicia, la democracia carece de sentido; es más, no existe./