En agosto, menos ventajas.

A pesar de las difíciles circunstancias por las que atraviesan la mayoría de los comerciantes madrileños, todavía hay algunos que conservan el buen humor. He aquí la prueba. El dueño de una boutique de la calle de Carranza, antes de irse de vacaciones, colocó este gran cartel en el mayor de sus escaparates. A, lo mejor le hacen caso y al volver tostado de una playa se encuentra con todo tal como lo había dejado. También pudiera ser que a los rateros les hiciese gracia la cosa y decidiesen respetarle su merecido descanso. Claro que quizá alguno de éstos decida «hacer su agosto» y le dejen la tienda como un solar antes de que llegue septiembre. Todo cabe en este Madrid que lleva contabilizados diez muertos como consecuencia de atracos en lo que va de año.