Violencia contra niños

Ha muerto un niño. Esta es una de las noticias que pocas veces aparecen en la Prensa, porque cuando mueren niños suele ser de hambre, por malos tratos o en accidente, pero nunca se habla de los niños que mueren poco a poco, sin sentir lo que es la niñez o sin acostumbrarse a los juegos. No se dice ni media palabra sobre esos niños a los que sus padres no les dan la mínima libertad recomendable, sino exigible, para que se realicen en su propio entorno, en su vida misma.Viene esto a cuento porque, en las cortas vacaciones que estoy disfrutando, me encuentro casi a diario Pon padres, madres, abuelitos, hermanos mayores, niñeras y toda una fauna que, a la primera de cambio, sueltan su mano todopoderosa y débil interiormente contra la cara sucia por el barro o las piernas heridas por el juego playero. Me gustaría saber qué recuerdos tendrán estos niños cuando, el famoso día de mañana, se pregunten cómo educar a sus propios hijos. Seguramente estarán tan acostumbrados a la violencia y a teledirigir la vida de los menores, que no podrán por menos que comportarse con sus hijos tal y como sus padres lo hicieron con ellos.

Si no somos capaces de adelanta.rnos a las circunstancias y la maldad -posiblemente inconsciente- de la sociedad para con los niños, malamente podremos vivir en paz y armonía; peor sería que, sintiéndonos muy progres, dejáramos a nuestros hijos a su aire, dirán algunos; pero mejor sería que nos comportáramos como personas con quienes aún están a tiempo de llegar a serlo, si no lo evitamos nosotros antes./