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El invento de una batería revolucionaria resuelve los problemas técnicos del automóvil eléctrico

Como mucho, tiene una autonomía de no más de trescientos kilómetros, es bastante complicado después recargar sus baterías y su velocidad punta no sobrepasa los cien kilómetros a la hora. Sin embargo, puede ser la salvación de la civilización tal y como ahora la concebimos en sus aspectos consumistas. Es el automóvil eléctrico y, aunque poco o nada tienen que ver aquellos coches eléctricos del comienzo de siglo, la segunda generación de vehículos a baterías está ya en el mercado. Hace tan sólo unas semanas, incluso se le presentó en sociedad. Y se escogió el centro de Nueva York.Para ser exactos, sin embargo, hay que decir que el automóvil eléctrico es una idea en la que, con alguna pausa que otra, han estado investigando todas las compañías fabricantes de automóviles, desde la gigantesca General Motors hasta la más pequeña empresa europea o japonesa. Pero siempre se demostró que el pequeño utilitario eléctrico representaba tantos problemas, muchos de ellos financieros, que ni siquiera merecía la pena fabricarlo en serie.

Tras la crisis del petróleo no habrá que esperar muchos años para ver en nuestras carreteras y autopistas un competidor serio a la vaca sagrada de nuestra cultura. Eso es lo que piensa, sin ningún reparo, el presidente de Gulf and Western Industries, David N. Judelson. «Creo que hemos conseguido la mejor arma para poner fin al desafio árabe de los 31 dólares por barril de petróleo. El coche eléctrico es la alternativa», afirma.

La bateria de clorido de zinc

El presidente de Gulf and Western tiene motivos sobrados para estar seguro de lo que afirma. Hace tres semanas, en Nueva York, su compañía presentó a la Prensa lo que puede ser el punto de partida de la nueva generación de automóviles eléctricos. El coche era un pequeño Rabbit Wolkswagen (llamado Golf, en Europa) que, en lugar de tener un motor de gasolina de cuatro cilindros, poseía un motor eléctrico que funciona a base de una batería sin precedentes. históricos.Desarrollada por la Gulf and Western Laboratories, la revolucionaria batería funciona a base de clorido de zinc en lugar del compuesto ácido-agua de las baterías normales. El secreto de esta nueva batería es que puede funcionar casi ininterrumpidamente durante un tiempo determinado, ser recargada casi eternamente y, sin embargo, no sufrir ningún desperfecto o pérdida de sus facultades con el paso del tiempo. «Es la solución al viejo dilema de las baterias clásicas, cuya vida estaba marcada de una manera irreparable», asegura un técnico de la Gulf.

Lo que sabe hacer el Rabbit-Golf eléctrico es para impresionar al más incrédulo. El automóvil de la Gulf puede circular sin ningún problema durante más de 150 millas (225 kilómetros, aproximadamente) y, lo que es más importante, sus baterías de clorido pueden ser recargadas con sólo conectarlas durante un cierto tiempo a una red eléctrica normal.

«Lo que se deduce de esto parece increíble», añade el presidente de Gulfand Westem. «Se puede decir que, algún día, bastará con sustituir las estaciones de servicio-gasolineras por las estaciones de servicio-centrales eléctricas», añade uno de sus colaboradores.

Pero, y todavía hay muchos peros en el coche eléctrico, las baterías no son aún perfectas o, mejor dicho, ofrecen aún el inconveniente del tiempo que necesitan para ser recargadas. Expertos independientes estiman que esta batería necesitará por lo menos un par de horas para ser recargada en un 95% de su capacidad. Esto equivale a decir que si una familia utiliza un coche eléctrico para irse de vacaciones, por ejemplo, aparte del tiempo que tarde en el viaje necesitará un par de horas adicionales para recargar las baterías de su vehículo, es decir, para repostar.

Los técnicos de la Gulf, como los de otras compañías que trabajan e investigan en el automóvil eléctrico, no contemplan todavía éste como un vehículo de transporte a largas distancias. «Todo lo contrario», afirman, «el coche eléctrico es el perfecto sustitutivo del utilitario o, más bien, del segundo autoniióvil». En otras palabras, su futuro inmediato es el transporte al trabajo, al supermercado, al viaje por la ciudad, corto en kilómetros y breve en tiempo.

Además, el invento de la Gulf, según sus patrocinadores, tiene una clara ventaja, quizá la más importante: el bajo costo de un automóvil eléctrico. Hasta la fecha, la Guilf and Western ha instalado baterías eléctricas en cerca de 11.000 Rabbits y piensa colocarlos inmediatamente en el mercado a un precio de 11.000 dólares aproximadamente (unas 800.000 pesetas,), lo que supone unos 4.000 dólares más que la versión normal de gasolina.

Pero esta diferencia de precio no representa ningún problema a la larga. El ahorro calculado en gasolina, a unos precios americanos (es decir, unas veinticinco pesetas por litro), es más que atrayente. Según los cálculos realizados por su departarnento económico, el Rabbit eléctrico gastará menos de un tercio por kilómetro andado de lo que consumirá su hermano, el devorador de gasolina.

El mercado es tan atractivo, asegura el presidente de la empresa que ha diseñado el invento, que la compañía ha gastado hasta la fecha más de once millones de dólares en la investigación y desarrollo de sus baterías. «Nuestro objetivo, una vez cumplido nuestro propósito de desarrollarlo con éxito, es fabricar más de seis millones de unidades del modelo».

Si así lo hace, la Gulf and Western puede copar uno de los recodos del mercado más atractivo, en estos momentos, a todas las grandes compañías del automóvil. Por eso, no representa ninguna sorpresa que tanto la General Motors, la Ford y la American Motors, aparte de la Chrysler, tengan en marcha sus propios departamentos eléctricos. Y todo esto sin contar a las firmas europeas y japonesas.

Evidentemente, el futuro del automóvil eléctrico está todavía lejos, pero no tanto como la crisis final de su hermano mayor: el coche de motor de combustión. Como certifica uno de los altos ejecutivos de la Gulf: «Ni siquiera los árábes lo podrán sufragar».

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