Vinader: "En España vivimos un proceso de rebaja del techo informativo"

En un clima que evocaba la época, aún no lejana, de las reuniones y mítines de los demócratas españoles que operaban desde París contra el entonces franquismo agonizante, ayer se celebró en esta capital una conferencia de prensa protagonizada por Xavier Vinader, el primer periodista exiliado de la etapa constitucionalmente democrática que ha seguido a la dictadura.

Vinader es el redactor del semanario Interviu que, desde hace seis meses, vive exiliado bajo pena de encarcelamiento. Su calvario comenzó en diciembre pasado como consecuencia de dos artículos publicados en la revista precitada sobre la actividad de la extrema derecha en Euskadi sur. Las revelaciones de aquella información le sirvieron, a ETA Militar para identificar a dos de sus víctimas posteriores. Por ello, el juez, a instancias del ministerio fiscal, solicitó la pena más alta (de veinte a treinta años de cárcel) y lanzó una orden de busca y captura contra el periodista.Vinader, desde entonces, se vio forzado a escoger la prisión o el exilio. Ayer, una delegación de la Comisión para la Libertad de Expresión en el Estado Español (en vías de legalización en Madrid) organizó una conferencia de prensa, que se celebró en la sede parisiense del PSOE, que prestó el local. Vinader, objeto de otros doce sumarios por «apología del terrorismo» o «injurias a las fuerzas armadas», declaró ante la prensa: «En España vivimos un proceso de rebaja del techo informativo y, una de dos, o se hace un periodismo de omisión o, en el caso contrario, se convierte uno en periodista maldito». Vinader explicó que continúa recibiendo amenazas de muerte de la extrema derecha, que su casa de Barcelona fue saqueada el pasado mes de junio y se quejó de que « en España aún es imposible el periodismo de investigación, es decir, el periodismo en su más simple expresión». Le explicó a la prensa extranjera hasta qué punto, en España, constituye una aventura intentar «preocuparse de saber si son exactas las notas policiales o de los Gobiernos civiles sobre los asuntos delicados».

Expresó su deseo de volver a España y dio cuenta de su vida de nómada, sin seguridad en ninguna parte, inquieto y desconcertado "si la profesión y la clase política no reacciona a la vista de la degradación de las libertades más elementales"