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Malestar en Israel tras Ia confirmación de Jerusalén como capital del Estado

Una tensa atmósfera reinaba en la Kneset (Parlamento), en Jerusalén, en el momento del debate, después del voto sobre la ley fundamental de Jerusalén, que considera que la ciudad, reunificada, es «la capital eterna de Israel». La ley fue aprobada por 65 votos contra 12. Cuarenta y tres diputados, más de un tercio del Parlamento, prefirieron ausentarse. Estas ausencias ponen de relieve la existencia de un ambiente muy poco apropiado para una ocasión tan solemne.

El malestar general era debido a diversas circunstancias: en primer lugar, porque esta ley es superflua; hace trece años, el Parlamento aprobó una ley sobre la reunificación de Israel y la extensión de la legalidad israelí a la parte este de la ciudad, que, de este modo, perdía su estatuto de territorio ocupado.En segundo lugar, porque la ley propuesta, por la diputada Geulah Cohen no era deseada por el Gobierno. Lo que Cohen pretendía era tender una trampa al partido Likud, en el Gobierno. Votar a favor significaba admitir que el partido «Del Renacimiento» era más «Patriotra» y más «nacionalista» que el Likud de Beguin. Votar en contra de una ley de estas características era imposible. Finalmente, la trampa no era sólo para la coalición gubernamental, sino que también iba dirigida a la oposición laborista, cuyo Gobierno, después de concluida la guerra de junio de 1967, había decidido la reunificación de Jerusalén. Por esta razón los diputados laboristas abandonaron el Parlamento en el momento de producirse la votación.Reacciones negativas

Para el influyente diario liberal Haaretz, esta ley es «una ley inútil», y, recordando el voto de 1967, añade: «Quien mucho abarca, poco aprieta».Estados Unidos y Egipto también reaccionaron negativamente ante la nueva ley. Según informaba ayer el vespertino independiente Yediot Aronot, de Tel Aviv, «altos funcionarios de Washington definieron la actitud del Parlamento israelí como una provocación que atenta contra los propios intereses de Israel».

El Ministerio egipcio de Asuntos Exteriores, por su parte, reaccionó ante la ley fundamental de Jerusalén, afirmando que el proyecto de ley aprobado por la Kneset es «completamente nulo».

Mientras tanto, en los territorios ocupados continúa agravándose la ya tensa situación. Ayer falleció un segundo recluso palestino en el hospital Asaf Harofeh, de Tel Aviv. Mohamed Halawa, de veintiocho años de edad, murió a consecuencia de una congestión pulmonar, provocada por alimentos líquidos que le fueron administrados a la fuerza. Nada más conocerse la noticia de esta muerte, la policía israelí reforzó sus patrullas en el sector árabe de Jerusalén.

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