Spaak reitera la voluntad política de integrar a España en la CEE

La negociación para la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE) debe encararse «con pragmatismo», progresando en los aspectos que no quedan afectados por la reestructuración interna del Mercado Común y a la espera de que una solución satisfactoria de dichos problemas internos permita encarar los informes de agricultura, recursos propios, pesca y períodos transitorios. Esta es la opinión de Fernand Spaak, nombrado recientemente director general encargado de la ampliación de la CEE, en sustitución de Roland de Kergorlay.Spaak, que ha sido embajador de la CEE en Estados Unidos durante casi cuatro años, declaró que, a su juicio, no ha variado la voluntad política de los nueve de integrar a España. «Todos, incluida Francia, están de acuerdo con la oportunidad política de este ingreso, pero las circunstancias internas no facilitan la solución de un determinado número de problemas que plantea la negociación con España», añadió.

El nuevo director general comunitario reconoció, por otra parte, que la Comunidad «avanza en los períodos entre elecciones de los Estados miembros», así como que la adhesión de España podría ser «un arma de presión» para alguno de los nueve, de cara a la propia negociación interna para la reforma de la política agraria. En la CEE -matizó- se emplean todas las armas en todas las ocasiones.

Según Femand Spaak, es técnicamente posible respetar el calendario inicialmente fijado para la adhesión de España. La comisión debe presentar el 30 de junio una propuesta para la reforma comunitaria; si para entonces -explicó- se han estudiado todos los aspectos no afectados por esa reforma, sería posible dar a partir de ese momento un empuje a los otros capítulos «aparcados».

El director general recordó que la comisión no ha finalizado aun sus trabajos preparatorios de la negociación con España y reconoció que difícilmente el Consejo de Ministros aprobará el documento agrícola antes de que finalice el verano. Este «retraso», que significa no poder dar por terminada a primeros de agosto la «visión de conjunto», tal y como repetidamente ha pretendido el Gobierno español, no es, en opinión de Spaak, «nada grave».