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Reportaje:

El futuro político de Madrid camina hacia la autonomía uniprovincial

Los socialistas y comunistas presentan diferencias notables de planteamiento previo con UCD en cuanto al contenido de la autonomía. Mientras los primeros reclamaban la autonomía plena, tanto del autogobierno como de los municipios, UCD piensa que las características de Madrid hacen necesario un ente supramunicipal, no sólo autonómico, en el que participen directamente los organismos estatales, encargados, entre otras competencias, de la ordenación del territorio y del urbanismo, al menos en los limites del Area Metropolitana. Por tanto, aun coincidentes los tres partidos en la autonomía uniprovincial como objetivo, es factible prever fuertes debates y negociaciones muy duras en cuanto al contenido y el alcance de aquélla.Si hace dos años la asamblea de parlamentarios madrileños se mostró firme defensora de la integración en Castilla-La Mancha -aunque es cierto que sus partidos respectivos no se definieron como tales en la cuestión-, el hecho de que la balanza parezca inclinarse definitivamente por la autonomía uniprovincial demuestra el apre suramiento y la falta de estudios en profundidad con que se abordó el problema en aquella ocasión. Las cinco provincias que componen el ente castellano-manchego se mos traron opuestas a la integración de Madrid, sospechando que el cen tralismo de la administración ma drileña a nivel estatal iba a ser trasplantado a un nivel inferior por el centralismo en la comunidad.

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Los parlamentarios madrileños no se conformaron y, después de varios meses de esgrimirse argumentos monótonos por ambas partes, se llegó a una solución de compromiso: la región castellano-manchega comenzaría sola su proceso autonómico, incluyendo una cláusula adicional en su estatuto que permitiera la posible incorporación de Madrid en años posteriores. No parece ya que dicha cláusula tenga necesidad de utilizarse.

El PCE presentó hace un par de semanas su proyecto respecto a Madrid. Básicamente, éste se apoya en la mayoría absoluta que la izquierda, en su conjunto, ha logrado en las elecciones respecto a UCD. Mayoría que garantiza la apertura del proceso cuando la izquierda lo desee, pero no su conclusión final. El artículo 143 concede la iniciativa a la diputación provincial, donde PCE y PSOE son mayoría, con veintisiete diputados provinciales contra veinticuatro, por lo que, si el PSOE acepta el planteamiento comunista ofrece otra alternativa, el proceso autonómico podría abrirse en cualquier momento. Bastaría con la convocatoria de un pleno extraordinario de la diputación en el que se tomara tal acuerdo. Sin embargo, antes de los -seis meses, según marca la Constitución, 122 municipios de la provincia, como mínimo -los dos tercios de los existentes-, tendrían que apoyar la decisión del pleno. Aunque la izquierda gobierna el 95 % de los habitantes de Madrid, unos 4.500.000 personas, éstos están agrupados en sólo 43 municipios, los más importantes numéricamente. UCD sólo administra los intereses de 120.000 habitantes, pero que están repartidos en 81 pueblos pequeños. Entre los tres partidos suman, por tanto, 124 municipios, más que suficiente, sin tener que recurrir para nada al imprevisible voto de las 38 alcaldías restantes, regidas por las candidaturas independientes, de muy difícil clasificación política.

Imprescindible un acuerdo UCD-PSOE-PCE

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Es imprescindible, por tanto, el acuerdo entre los tres, y así lo declaró en una conferencia de prensa Simón Sáchez Montero, secretario general del PCE de Madrid, que afirmó que no se podía hacer una autonomía en contra de UCD y que los dos partidos de izquierda estaban obligados a entablar negociaciones con el partido del Gobierno (véase EL PAIS de fecha 2 de julio).

El PCE quiere para Madrid una autonomia plena, con las mayores competencias posibles para los ayuntamientos y las diferentes consejerias del Gobierno. El hecho de que Madrid sea al mismo tiempo la capital del Estado, sede del cuerpo diplomático, punto cero de la red de infraestructura viaria y de ferrocarriles, aduana del aeropuerto de Barajas, sede de las principales empresas del país, etcétera, obliga a la creación de comisiones mixtas Gobierno autonómico-Gobierno central en todos los temas que lo requieran, pero sin que la existencia de tales comisiones implique recorte alguno en las competencias de los ayuntamientos, sobre todo el de Madrid capital.

La posición socialista

La misma opinión es sustentada por la Federación Socialista Madrileña, pero no por UCD, quien, por boca de su secretario de política territorial, Juan Manuel Reol, mostró serias reticencias a considerar el caso de Madrid como más o menos equiparable al de las restantes comunidades.

Juan Barranco, secretario de política municipal de la FSM, manifestó a EL PAIS sus reparos a la propuesta comunista de iniciar el proceso autonómico desde la Diputación antes del mes de agosto. «El PSOE», afirmó, «no tiene elaborada todavía una alternativa concreta para Madrid, porque no se ha considerado un caso prioritario en el desarrollo del Estado de las autonomías. El congreso extraordinario de la FSM, celebrado en diciembre de 1979, otorgó un mandato al comiié regional para que en el plazo de tres meses se constituyera en su seno una comisión que realizara los estudios pertinentes y presentara unas conclusiones al resto del partido. Dicha comisión se va a formalizar en la reunión del comité de este mes, el 20 de julio».

«El retraso en su constitución no es una cuestión de negligencia», añadió el señor Barranco, «sino que el tema es demasiado importante como para abordarlo alegremente y, desde luego, no depende de que unos cuantos militantes recojan información sobre los municipios y cosas así. Primero, los habitantes de Madrid no tienen desarrollado en absoluto un sentimiento autonómico, ni existen tradiciones culturales, históricas, lingüisticas o de otro tipo que establezcan signos diferenciales en los que pueda basarse ese sentimiento. Y segundo, la experiencia de otros entes autonómicos nos ha demostrado que tampoco tienen demasiado contenido. En todo este asunto de las autonomías hay mucho ruido y pocas nueces».

«En cuanto a la propuesta concreta del PCE, quiero señalar que está casi copiada en muchos aspectos de los trabajos realizados por la comisión de autogobierno creada por la diputación provincial. Lo o ue más me extraña, de entrada, es lá descalificación absoluta que ha hecho el PCE a la vía del 144 como acceso a la autonomia, teniendo en cuenta que tanto dicho artículo como el t43 presuponen una negociación seria con UCD. El 143 implica además que en un primer momento las negociaciones se realicen con el comité provincial de UCD, en ,Madrid, lo que plantea un problema operativo, puesto que aún no conocemos a dichos señores ni sabemos dónde se reúnen. Y tampoco el 144 supone que la iniciativa del proceso corresponda al Gobierno. El proyecto de ley orgánica puede ser presentrado por cualquiera de los partidos, aunque es cierto que aquí chocamos con la estrategia de UCD de no ceder un ápice en cuanto a la iniciativa legislativa se refiere».

«Pero todo esto son planteamientos puramente políticos que luego sorr corregidos por la realidad. UCD no puede olvidar que también en Madrid perdió las elecciones, y que las negociaciones tendrán que tener en cuenta este hecho: la izquierda puede recurrir, y debe hacerlo, a una serie de movilizaciones populares para poyar sus propuestas y presionar en contra de las del Gobierno. El problema previo es que por ahora no tenemos demasiada confianza en que una convocatoria de la izquierda por la autonomía tuviera demasiado eco entre la población. Ya ha habido demasiados ejemplos de autonomías artificiales que luego se han quedado estancadas porque realmente no había un interés ciudadano real detrás».

«Tanto si se elige una vía u otra, el PSOE va a jugar fuerte para que la autonomia madrileña no se quede en ún cascarón vacío, pero eso nos exige descubrir primero cuáles son los motivos reales que van a impulsar a la población a convencerse de su necesidad y apoyarla desde la calle. Si en Madrid no existe ese sentimiento autonómico previo que señalábamos antes, habrá que buscar otros motivos, que sólo pueden ser de tipo socioeconómico, es decir, demostrar a los madrileños que los problemas urbanisticos, o de educáción, o de inversiones, etcétera, se solucionarán con más eficacia en un marco autonómico».

«Lo, que la FSM quiere dejar muy claro es que no vamos a renunciar a alcanzar las más altas cotas de autonomía municipal en los ayuntamientos, y que tampoco vamos a esperar a la terminación del proceso para recabar competencias operativas. Ambos serán simultáneos. En esa dirección camina la creación de un concejo de ayuntamientos que se encargue de la revisión del plan general del Area Metropolitana, y no Copiaco. Hay que tener en cuenta, además, en las negociaciones con UCD y en nuestra asunción de posturas que en noviembre el Gobierno debe piesentar en las Cortes el proyecto de ley de régimen local, y que según sea ese proyecto las negociaciones pueden resultar más o menos duras, así como puede variar nuestra estrategia respecto a la conducción del,proceso autonómico de madrid».

« Por ahora, por tanto, la postura de la FSM es considerar abiertas las dos posibilidades de autonomía uniprovincial o de integración en Castilla-La Mancha; esta segunda posibilidad, más alejada ya. Y que dentro de la primera alternativa, no está decidido todavía optar por la vía del 143 o del 144».

UCD: Madrid, un caso especial

El comité provincial de UCD de Madrid y otras instancias del partido llevan ya varios meses recopiando datos de tdo tipo sobre la provincia de Madrid, a todos los niveles, en cuanto a población, desequilibrios en el desarrollo comarcal, económicos, influencia de Madrid respecto al resto del Estado y provincias limítrofes, así como las relaciones entre la capital y sus pueblos, entre otros.

Aunque los estudios no están terminados, las conclusiones previas que se deducen para el partido apuntan a la tremenda complejidad del tema madrileño, y sus repercusiones sobre todo el Estado, lo que, a su vez, conlleva a una idea que puede ser piedra de choque con la izquierda: según Juan Manuel Reol, secretario de política territorial, el futuro político de Madrid no puede depender exclusivamente de los ayuntamientos madrileños, por cuanto los intereses que están en juego trascienden con mucho el ámbito provincial e incluso regional. El señor Reol afirmó que el tema de Madrid es para UCD de máxima importancia.

Esta declaración parece apuntar que UCD estudia seriamente la posibilidad de aplicar a Madrid el artículo 144, apartado c, de la Constitución, que establece que, por motivos de interés nacional, las Cortes podrán sustituir la iniciativa autonómica de diputación y ayuntamientos por la aprobación en las Cortes de una ley orgánica.

Juan Manuel Reol declaró, en una entrevista a EL PAIS, que el artículo 144 se adecua perfectamente a este caso, y señaló la necesidad primaria de definir el ámbito de autonomía de Madrid, según se refiera a la capital, al área metropolitana o a la provincia en su conjunto. El señor Reol reiteró que, ante la falta de postura oficial del partido, hablaba sólo a título personal.

«Dejando siempre claro el autogobierno de Madrid, tal vez haya que ir a un tipo de carta especial para la capital, que articule sus relaciones con el resto de la provincia. En cuanto a la ordenación del territorio, puede que sea necesario que cada ayuntamiento ceda parte de su soberanía en favor de un ente supramunicipal, que no tiene porque ser sólo un ente autonómico con representación del Gobierno. Hay que tener en cuenta muchos factores. Primero, los ya reconocidos por la izquierda de que la capital del Estado, la sede de las embajadas, etcétera, no es una ciudad cualquiera».

«Segundo. que los cuantiosos gastos de capitalidad de Madrid y del mantenimiento de las infraestructuras que parten de la capital y llegan a toda España y tienen alcance internacional no van a ser sufragados por el Estado sin que los organismos centrales de éste tengan algún tipo de presencia. Incluso, dentro de la provincia, las relaciones entre Madrid y sus pueblos no son las mismas que entre Oviedo y Gijón, por ejemplo. El gigantismo de la capital exige tal vez una cierta separación administrativa y política o un rango especial que no deje a los pueblos a merced del coloso».

«Todas las posibilidades están abiertas para UCD. Está prevista una operación de discusión a tres instancias, entre UCD-Madrid, UCD nacional y el propio Gobierno, y luego tendremos que tomar contactos previos con las restantes fuerzas políticas, antes de tomar una decisión definitiva, por lo que no puedo arriesgarme a dar fechas».

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