_
_
_
_

Asalto frustrado a la casa de un directivo de Banesto

Dos jóvenes, uno de ellos armado con una pistola, retuvieron ayer durante más de dos horas y media a nueve personas dentro de un chalé propiedad de Vicente Camacho, director general adjunto de Banesto, en el que habían entrado a robar. Los delincuentes, que serían detenidos tras un largo cerco policial, aprovecharon las idas y venidas de uno de los hijos entre su coche y el chalé para intimidarle y entrar en la vivienda. En ese momento, las seis de la tarde, había otras ocho personas dentro del chalé, sito en la calle de Oriando Agudo, 2, en Pozuelo, por lo que el nerviosismo de los delincuentes se hizo visible.Según parece, antes de entrar con Pedro Camacho, hijo del directivo de Banesto, los delincuentes montaron la pistola perdiendo dos balas, que fueron encontradas posteriormente por la policía en el jardín. Tras obligar a todos los ocupantes, excepto a la esposa del director bancario, a sentarse en el salón, los delincuentes arrancaron el cable de un teléfono y empezaron el registro.

«Nos decían que no nos moviéramos o nos iban a matar. Dijeron que necesitaban un millón de pesetas para sacar a un hermano suyo de la cárcel. Cuando llorábamos nos decían que nos calláramos, que no teníamos de qué preocuparnos», dijo una de las hijas, que, en compañía de su padre, dos hermanos, dos hermanas, una cuñada, y un sobrino, de tres años, llamado Vicente, fue obligada a permanecer en el salón.

La madre, en cuyo dormitorio no entraron, ya que uno de los hijos había dicho que estaba enferma, llamó entretanto a la policía desde otro teléfono.

Tras varias treguas, la policía, que había cortado el tráfico de la calle, empujó la puerta de entrada, por lo que los asaltantes decidieron hacerse fuertes en el piso de arriba con un rehén. «Primero quisieron llevarse a mi sobrino Vicente, pero se pelearon entre sí porque uno quería y el otro no. Al final subió con ellos mi hermano Pedro, que es el padre del niño, y se encerraron en el desván», dijo una de las hermanas. Los miembros de la familia aprovecharon entonces para encerrarse en el dormitorio donde estaba la madre. De allí, el niño y las hijas del directivo fueron sacadas por la ventana, después de que la policía con un camión grúa tuviera que romper la verja de la misma. Instantes después, según parece, el rehén bajaba, tras asegurar a los delincuentes que hablaría con la policía, y ésta subía para detener a los asaltantes después de lanzar un bote de humo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_